Genting Highlands, uno de los casinos de Genting

Hace ya casi dos meses, las primeras semanas de enero, se produjo el último encuentro entre un grupo de ejecutivos americanos que dicen representar a la multinacional del juego Genting Group y dirigentes de la Generalitat.

En la reunión participaron además responsables del Ayuntamiento de Valencia. Sobre la mesa, el mismo proyecto que a principios del otoño pasado llegaron a presentar incluso al jefe del Consell, Alberto Fabra: Una inversión de 200 millones de euros en la construcción de un megacasino y la creación de un millar de empleos directos.

El mensaje de la Generalitat fue similar al de las citas anteriores: Instalar un nuevo casino requiere modificar la normativa actual para dar entrada a otro operador (ahora Cirsa tiene la exclusiva en la provincia de Valencia) y para ello el aspirante debe demostrar su solvencia financiera.

Desde entonces, nada se ha sabido de los promotores del nuevo complejo de juego. Fuentes de la Generalitat desconocen las razones por las que los portavoces de Genting Group se han borrado del mapa. Apuntan a problemas de plazos, en el sentido de que sería muy difícil acometer una modificación legislativa antes de los comicios autonómicos del mes de mayo. La Ley del Juego valenciana habilita un operador de casinos por provincia, aunque le permite habilitar salas anexas e, incluso, montar mesas en hoteles. El negocio se lo reparten Orenes en Castelló, Cirsa en Valencia y Acrismatic en Alicante.

En paralelo a las conversaciones con Genting, la Conselleria de Hacienda ha sondeado a Cirsa sobre a posibilidad de abrir el mercado valenciano a un segundo operador. La respuesta del grupo de la familia Lao ha sido una negativa rotunda. Cirsa ha concentrado toda su actividad en el casino de la entrada de Valencia por la Pista de Ademuz y ha cerrado Monte Picayo.

Lo cierto es que, pese a la ausencia de compromisos y las incógnitas sobre los recursos financieros de los que disponen, el grupo de ejecutivos americanos que actúa en nombre de la multinacional con sede en Singapur sí ha realizado una intensa labor de exploración. Han visitado posibles ubicaciones, entre ellas la Marina Real Juan Carlos I (cuyos usos actuales no contemplan establecimientos de juego) o los terrenos del PAI del Grao. Este último proyecto urbanístico está bloqueado por falta de inversores tras la quiebra de Acinelav, la empresa impulsora. El Ayuntamiento de Valencia ha considerado insuficientes las ofertas urbanizadoras de Iberfin (familia De Andrés) y la constructora Rover Alcisa.

De desaparecer definitivamente, el caso del megacasino sería similar al de los gestores de la meganoria London Eye. Estos plantearon instalar en los solares anexos a la Ciudad de las Artes y las Ciencias una atracción similar a la de la capital británica y dotarla de un complejo de comercial y de ocio. Sin embargo, finalmente retiraron el proyecto por las discrepancias sobre el valor de los terrenos.

Por su parte, Genting Group aún no tenía clara la posible ubicación, pero veía en Valencia un emplazamiento idóneo para levantar un complejo de juego y competir con el BCN World de Tarragona. Sin embargo, los escollos legales y políticos parecen haber frenado sus intenciones. Genting cuenta con casino en Singapur, Malasia y Australia y desarrolla nuevos proyectos en Las Vegas y Reino Unido.

Fuente: Levante-EMV.