Este es el III Informe sobre el Juego en la Comunidad de Madrid. Es inevitable,
su tema central es el impacto de la covid sobre el sector, que se ha prolongado
en 2021.
Como todo el entretenimiento, el juego sufre descensos en todos los indicadores: facturación, empleo -paliado en parte por los ERTEs-, número de clientes, aportación de las empresas en impuestos y cotizaciones sociales, congelación de las inversiones previstas, cierres que confiamos en que no sean definitivos, etc.
Las asociaciones de empresas del juego recreativo y de entretenimiento de la
Comunidad de Madrid pretendemos informar a los reguladores, instituciones,
políticos, medios de comunicación y opinión pública de la realidad de un sector
que representa, en un año normal, como 2019, el 0,54% del PIB de la Comunidad de Madrid, si se restringe al juego de entretenimiento, el 0,30%; pero que en 2020 se ha visto reducido prácticamente a la mitad: el 0,30% del PIB con Loterías del Estado y la ONCE incluidas, y el 0,14% del PIB si se considera sólo el juego de entretenimiento.
De la magnitud de la crisis da idea la pérdida de 889 empleos entre 2019 y septiembre de 2021, resultado del descenso de la actividad y del cierre de empresas. También se han perdido empleos en administraciones de SELAE (-189) y en empresas de fabricación de equipos (-235).
El juego se divide en dos partes diferenciadas administrativamente. El de ilusión o suerte, las loterías, a cargo de los operadores públicos, Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) y la ONCE; y el de entretenimiento, a cargo de empresas privadas1. Es un sector regulado, tanto en España como en todos los países en que existe como mercado legal. Todos los extremos de su actividad están sometidos a estrictas normativas en forma de leyes y reglamentos administrativos y a sistemas de vigilancia a cargo de la Policía Nacional y Municipales o de entidades de verificación.
Creemos que nuestra contribución es fundamental para dar a conocer este sector, cómo funciona, sus dimensiones económicas y su aportación al conjunto de la sociedad y al bienestar. Su complejidad económica se comprueba en las páginas siguientes.
La regulación de este mercado debe actualizarse continuamente. Ahora, debe
mejorar la planificación de su oferta en sectores que han tenido un rápido
crecimiento. Pero las eventuales normativas deben revisarse desde un preciso
conocimiento de la realidad que permita medir sus consecuencias. Cualquier
cambio normativo debe hacerse teniendo en cuenta a las empresas y la realidad del sector, también a sus empleados. La sociedad madrileña se juega mucho con este sector: varios miles de empleos, su impulso en el mercado inmobiliario, su oferta de entretenimiento para los madrileños y para los cada vez más numerosos turistas que impulsan nuestra economía. Y las administraciones deben medir también su contribución fiscal y en cotizaciones sociales.
Fuera de prejuicios, este sector contribuye a la dinamización de las calles comerciales de nuestras ciudades, justo en el un momento en que abandonan sus locales las cadenas bancarias, de moda o concesionarios de automóviles, y el comercio minorista de mercancías (ropa, alimentación, ferreterías, droguerías, etc.) es absorbido por las grandes superficies y supermercados. Todos estos sectores tienen en común que el comercio online absorbe cada vez mayores cuotas de sus mercados.