María Eugenia Vidal no permitirá que se abra el Bingo La Noria, el moderno complejo de tragamonedas construido en una de las zonas más pobres de Lomas de Zamora y, paradójicamente, la más atractiva, ya que está a metros de la Capital y de la terminal de ómnibus más transitada del sur del conurbano. Melitón López, el titular de Lotería y Casinos de la provincia, no sólo comparte la decisión: al igual que la gobernadora bonaerense, se muestra dispuesto a defenderla en los tribunales.
Planteado en esos términos, la decisión parece irreversible. Salvo por un detalle: el expediente para habilitar ese bingo, en el que están asociados la empresa española Codere y el empresario local Daniel Mautone, no fue cerrado formalmente. Está, de hecho, completo y abierto: sólo le falta la firma en la página final. Los españoles y Mautone lo saben.
«La empresa entiende que ha cumplido con toda la normativa, entiende que tiene un derecho adquirido y se aviene a este momento político. Pero espera ejercer el derecho cuando haya un momento político más adecuado», señalaron ayer fuentes de Codere a LA NACION.
En otras palabras, los españoles esperarán a un próximo gobierno para exigir la apertura de la sala. O negociarán una compensación.
Para que esa ventana se cierre y el bingo no pueda ser abierto en el futuro, el diputado provincial Marcelo Díaz, del GEN, viene planteando una batería de medidas para exigirles a Vidal y López que cierren y rechacen el expediente.
Pero lo más interesante de los planteos de Díaz es la enumeración de «actos fuera de legalidad» en los que, según advierte en un escrito presentado en Lotería y Casinos, habría incurrido tanto la gestión provincial de Daniel Scioli como la municipal de Martín Insaurralde para que el expediente del Bingo La Noria avanzara hasta el final.
Ese expediente se rotuló el 2 de septiembre de 2014, pero se mantuvo oculto durante el sciolismo. En esa fecha, Codere, titular del bingo de Temperley, presentó una sociedad (UTE) con Mautone y solicitó trasladar esa sala, que está dentro de un supermercado y tiene poco movimiento, al predio ubicado frente al puente La Noria, a metros de la Capital Federal, de la terminal de ómnibus más transitada del sur del conurbano y de La Salada, en la zona más pobre de Lomas de Zamora.
La nueva dirección era Figueredo 1201. Según denuncia Díaz, ni el municipio ni Lotería deberían haber habilitado ese primer trámite, ya que Figueredo 1201 estaría a sólo 45 metros de una escuela (Villa Urbana), algo prohibido por el decreto provincial 3656/99, que exige un mínimo de 300 metros entre los bingos y las escuelas o centros religiosos.
La empresa corrigió ese dato en otro trámite: ubicó el ingreso del otro lado de la sala, en ese momento en construcción. Con un problema: la nueva «puerta» del bingo quedaba frente a una iglesia evangélica.
Aferrándose al decreto 3556/99, Díaz enumera una larga lista de requisitos no cumplidos: la gestión sciolista no pidió opinión a la Comisión Bicameral del Juego, a los legisladores provinciales (que en diciembre del año pasado, por iniciativa de Díaz, rechazaron que se abra la sala) ni a los concejales de Lomas de Zamora. Estos opinaron anteayer: por unanimidad, rechazaron también que se abra el bingo.
«Lo que quiero es que el expediente se cierre oficialmente y por la negativa. A diferencia de la gestión de Scioli, Vidal y López han compartido información y dicen que no quieren el bingo. Pero, como está ahora el expediente, cualquiera que venga después le pone la firma y el bingo se abre», remarcó Díaz, en diálogo con LA NACION.
Un gestor inesperado -o no tanto- intentó convencer a Vidal de abrir el bingo: Daniel Angelici, amigo y socio de Mautone en otras salas de juego, se reunió con la gobernadora hace dos semanas. El encuentro fue confirmado a LA NACION en La Plata, donde más de un funcionario entiende que el presidente de Boca Juniors y amigo de Mauricio Macri es, en realidad, un socio en las sombras del Bingo La Noria.
Angelici dijo a LA NACION que no tiene nada que ver. Mautone reconoció la amistad con «el Tano» aunque negó una sociedad en La Noria. Tampoco aceptó tener un vínculo con Insaurralde, como sostiene Díaz. Sí remarcó, como los españoles, que la UTE «cumplió todos los pasos legales y tiene un derecho adquirido» para abrir la sala.
Pero tampoco parece interesado en acudir a los tribunales. En cambio, cree más importante convencer al obispo de Lomas, Jorge Lugones. «Esto, al final, parece ser una cuestión de Dios. Si el obispo no quiere, no habrá bingo», señaló. Y aclaró: «Yo soy un ferviente católico».