Lo habían bautizado “El mini Las Vegas argentino» y se prometió la creación de 500 puestos de trabajo, pero ello jamás ocurrió. La embarcación continúa olvidada en Iguazú. Hay versiones sobre su traslado que evite un accidente sobre el río.

Bucear en las profundidades del millonario negocio de las apuestas, lleva al proyecto bautizado “El mini Las Vegas Argentino”, que prometía una colosal inversión y la creación de 500 puestos de trabajo. Pero el sueño de instalarlo en Puerto Iguazú para conquistar inversionistas jamás pasó de la propaganda política.

Este mes, se cumple una década de lo que finalmente se convirtió en una pesada herencia de quien fue el mentor de la idea cuando estuvo al frente del IPLyC: Eduardo “Balero” Torres.

El exdiputado radical, que abandonó el partido centenario para sumarse a las filas renovadoras con su amigo Maurice Closs, estuvo al frente del Instituto del juego por más de una década (desde 2003, con un intervalo de cuatro años cuando fue senador precisamente para reemplazar al electo mandatario oriundo de Aristóbulo del Valle).

En medio de un operativo mediático, el funcionario puso como emblema de su gestión al buque “Nicolás Mihanovich” (ya transformado para ser usado como hotel flotante), que fue remolcado desde Puerto Madero a la ciudad de las Cataratas (nunca se sabrá cuánto le costó al Instituto) y que devino en un “barco fantasma”.

Desproporcionado desde el origen

Corría el mes de junio de 2013, época dorada de estrechas relaciones entre el clossimo y el kirchnerismo; el entonces presidente del IPLyC, “Balero” Torres y el exministro de Turismo de Misiones, Sergio Dobrusin (uno de los hombres más cercanos a Closs), anunciaron la puesta en marcha de un plan de desarrollo turístico, que entre otras cosas consistía en instalar el refaccionado buque para que funcione como un Hotel Casino Flotante y restaurante en la Capital del Turismo.

En sus ocho pisos, se pretendía albergar 52 habitaciones cinco estrellas, pileta, solárium y gimnasio. También iba a tener un salón de eventos y teatro.

La “frutilla del postre”: cuatro salones para juego. Iba a estar muy cerquita del predio de “Las 600 hectáreas”, donde el emprendimiento se completaría con la edificación, en tierra, de un hotel de 60 habitaciones.

Pero, así como las aerosillas de Salto Encantado, cuyos restos se terminaron de retirar hace muy poco, el negocio del barco casino también quedó abandonado y ni Torres ni Dobrusin y mucho menos el exgobernador, dieron explicaciones del malogrado proyecto.

Un barco a la deriva

En aquellos años, desde el despacho de “Balero” siempre se adjudicó la propiedad de la embarcación a “inversores argentinos”, pero jamás se los identificó con nombre y apellido.

De hecho, hay un evento particular que envuelve al “Nicolás Mihanovich” que está tirado en Misiones y que en su momento fue tapa de los principales medios del país, porque Cristóbal López había usado muelles del Estado para ser convertido de buque a barco- hotel- casino flotante.

La idea del empresario era sumarlo al negocio del Casino flotante de Puerto Madero. Sin embargo, no lo pudo plasmar y entonces convenció a los dirigentes misioneros de hacerlo en Cataratas.

Iba a estar justo frente al predio de “Selva Iriapú”, en inmediaciones del puente Tancredo Neves, una zona donde funcionan otros emprendimientos turísticos, incluyendo los del propio exmandatario renovador.