Pocas esperanzas quedaban ya para el desorbitado proyecto deMarina d’Or Golf. El macroproyecto, valorado en 6.000 millones de euros y con una superficie de 18 millones de metros cuadrados, fue desde el principio una auténtica ensoñación urbanística, cualidad que se potenciaría con los estragos de la crisis inmobiliaria.

No obstante, por si quedaba algún optimista, el Tribunal Supremo sepultó este jueves el anhelo de Jesús Ger: reproducir el proyecto de Marina d’Or a escala megalómana y justo al lado del original, entre los términos municipales de Cabanes y Oropesa.

Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) anuló el PAI del proyecto en 2013. ¿El motivo? Que no contaba con la Declaración de Impacto Ambiental estatal, la única válida tras un cambio legislativo que tuvo lugar en 2006. Esta sentencia fue recurrida por la Generalitat (en tiempos del PP) y por la empresaConstrucciones Castellón 2000 SAU, pero ahora, como informó este jueves Valencia Plaza, el Tribunal Supremo ha desestimado ambos recursos.

Al conocer la noticia, Marina d’Or se apresuró a restarle hierro al asunto, con el argumento de que el macroproyecto, pese a su anulación, «está recogido en las revisiones de los Planes Generales de Cabanes y Oropesa, cuya tramitación está muy avanzada». Sin embargo, también fue rápida la reacción de la administración autonómica para apagar las expectativas.

Lo hizo por boca de la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio,María José Salvador, que tildó la sentencia del Tribunal Supremo de «varapalo» al modelo urbanístico del PP. «Permitirá al nuevo ejecutivo autonómico aplicar un desarrollo territorial basado en criterios de racionalidad y sostenibilidad», advirtió.

«Nos permitirá que los dos Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) de los municipios afectados por el PAI, Cabanes y Oropesa -en tramitación y revisión, respectivamente- se adapten a los parámetros de sostenibilidad», concretó Salvador.

La consellera compareció junto al director general de Urbanismo y Ordenación del Territorio,Lluís Ferrando, que detalló que aunque la parte del PAI de Oropesa esté aprobada y sea «firme», esta «no podrá seguir con su ejecución sin la parte de Cabanes, por lo que deberá revisarse». «Los dos ayuntamientos tendrán que repensar qué hacer con este espacio», zanjó.

La consellera, además, subrayó que el dictamen  ya no tiene recurrido en España. «La vía judicial la consideramos finiquitada con esta sentencia que avala la falta de seguridad jurídica propiciada por la Generalitat con una iniciativa privada», dijo.

El impulsor de Marina d’Or, Jesús Ger, asumió hace cuatro años que nunca sacaría el proyecto adelante sin el apoyo de un inversor. El último en sonar fue el gigante chino Wanda, que emergió como la gran esperanza para retomar el desarrollo del megacomplejo. Así lo publicó el Diario del Pueblo de China, que hablaba de una negociación para la adquisición de Marina d’Or.

Tiempo atrás había sonado la firma de Dubai Al Habtoor Trading Enterprises. Una visita a Oropesa de su presidente, Rashid Khalaf, que llegó a anunciar en la localidad su intención de «entrar como inversor«, también propagó en 2011 el falso resurgir de Marina d’Or Golf. Quedó en nada.

Pero el espejismo más extraño tuvo como protagonista al conocido empresario norteamericano Sheldon Adelson. Ocurrió en junio de 2012. Sobre la bocina, Jesús Ger trató de atraer al PAI el polémico proyecto de Eurovegas. Pero, para desgracia del empresario, la intentona fue descartada de forma inmediata por Las Vegas Sands Corporation.

Así, con falsas expectativas de llegadas, el proyecto ha seguido agonizando, y con él la inversión de sus accionistas -en particular la de Ger, que aglutina solares por valor de 175 millones en el PAI, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil por la sociedad que aglutina los inmuebles-.

Como se aprecia en el siguiente vídeo promocional, pese a que Marina d’Or ya sorprende a los visitantes por su extensión y envergadura, sus dimensiones lo habrían convertido en poco más que el hermano pequeño si el macroproyecto de los tres campos de golf hubiera llegado a materializarse.