Existen ya 70 salones habilitados para apuestas deportivas presenciales en Baleares, pero la previsión pasa por doblar esta cantidad durante 2018. El sector está experimentado un crecimiento exponencial y sólo los problemas burocráticos retrasan la apertura de nuevos locales.

El operador con capital balear Betpoint tiene actualmente concedidas 37 licencias, de las que cuatro son en Menorca, pero ha presentado solicitudes para abrir 61 puntos de juego y ya tiene los establecimientos listos para su apertura inmediata. Es un mercado nuevo cuyo techo es difícil de calcular, aunque las previsiones, tomando como referencia otras Comunidades Autónomas, apuntan a un volumen de cantidades jugadas entre 40 y 60 millones de euros anuales. Una barbaridad.

Existen en la actualidad cinco operadores de apuestas autorizados en BalearesBetpoint (capital balear), Sportium (catalán), Codere (madrileño), Orenes(murciano) y Reta (vasco), si bien este último aún no tiene ningún local con licencia de apertura concedida. La mayoría de los establecimientos están integrados en salones de juego, bingos o casinos, aunque la normativa vigente -en vigor desde agosto de 2017- también introduce el concepto de local específico de apuestas. Hay siete de esas características, aunque a corto plazo no se esperan muchos más ya que la normativa y densidad actual de establecimientos de juego les dejará poco hueco en el mercado.

El modelo que se impone es el de locales con una amplia oferta audiovisual, con servicio de restauración y hostelería y dotados con la última tecnología a fin de poder efectuar desde los monitores apuestas a un evento deportivo que se esté celebrando en cualquier lugar del mundo.

El perfil del cliente de apuestas deportivas es el de un hombre joven, de entre 18 y 25 años, de clase media-alta y que apuesta con periodicidad semanal al fútbol, sin duda el deporte más demandado con mucha diferencia. Si las previsiones de otras Comunidades Autónomas similares se cumplen, supone un gasto medio por habitante de entre 30 y 50 euros anuales, lo que equipararía a Baleares con Aragón(42,4 euros de media), Albacete (31,5) o Galicia (45,6), a distancia de Madrid (81,4) o el País Vasco (141,9), que son las zonas en las que más se apuesta. El promedio nacional por habitante está en torno a 45,20 euros anuales.

Cuando todos los locales estén en funcionamiento, Betpoint tendrá la mayor cuota del mercado, con un porcentaje cercano al 50%. Sportium será el segundo, Orenestercero y Codere cuarto. No hay previsiones aún sobre Reta.

La inversión directa superará los cinco millones de euros y la actividad, regulada por el Decreto 42/2017 del pasado 25 de agosto, generará entre uno y dos millones de euros al año en concepto de tasa fiscal que las operadoras de apuestas tributarán íntegramente en Baleares. También se espera generar unos 100 puestos de trabajo en cuanto el sector pueda operar a pleno rendimiento.

El problema es precisamente ese, la lentitud con que la Administración tramita las licencias. Betpoint tuvo que esperar hasta noviembre para abrir su primer local, a pesar de tenerlos todos dispuestos para operar desde el primer día, y tiene todavía pendientes de autorización muchos más. De hecho, aún no ha recibido luz verde para inaugurar ninguno en Ibiza y en Menorca sólo dispone de cuatro cuando las solicitudes se aproximan a las 61.

La Conselleria exige a cada operador un aval de un millón de euros para cubrir cualquier incidencia y en el decreto deja claro que no puede abrirse ningún establecimiento que esté a menos de 100 metros de un centro de menores. Curiosamente, esa normativa no rige para los salones de juego, ya que la ley al respecto es anterior.

Pese a la dureza de los requisitos y a la lentitud de las licencias, el sector se expande a velocidad de vértigo y ya son varios los locales que, aun contando con licencia, han solicitado una ampliación del espacio de zonas de juego, un indicativo de que viven tiempos de absoluta bonanza.

En el interior de cualquiera de los establecimientos de apuestas presenciales la experiencia es única. Televisores en alta definición transmitiendo simultáneamente varios eventos que tienen lugar en puntos equidistantes del planeta, monitores con la información actualizada al segundo y un completo servicio de hostelería al servicio del cliente. Y, sobre todo, el atractivo de poder abandonar el local con el bolsillo repleto si se ha tenido un buen día, porque el pago es inmediato siempre que el premio sea inferior a 2.500 euros. En caso de exceder esa cantidad, el ganador debe ser identificado y se le abona mediante talón bancario o transferencia.

Las salas de apuestas deportivas, un modelo que en Inglaterra lleva más de 150 años funcionando a través de operadores como Ladbrokes o William Hill -aunque de un modo mucho más espartano, ya que son simples quioscos, sin más servicios que una taquilla donde efectuar las apuestas-, están haciéndose sitio a codazo limpio y sustituyendo a los tradicionales locales de juego, a los bingos e incluso en algunos lugares a los casinos.

Además, el próximo Mundial de fútbol de Rusia, que dará comienzo en junio, se perfila como el gancho perfecto para incrementar la asistencia de apostantes en los establecimientos en busca de lo que parece dinero fácil porque, según el dicho popular, «de fútbol y de política entiende todo el mundo». Los locales de apuestas deportivas son, sin duda, un buen lugar para demostrarlo.

Fuente: elmundo.es