La lucha contra todo tipo de adicciones preocupa a la práctica totalidad de los países del mundo, especialmente cuando hablamos de un nicho de población concreto: los adolescentes.

Eso es precisamente lo que mide el informe Espad 2019, (Encuesta Europea sobre Alcohol y otras Drogas), que evalúa el uso de sustancias y hábitos de consumo psicoactivos (drogas, juego, redes sociales, videojuegos…) en estudiantes de 15 y 16 años de más de 40 países de Europa.

Si nos fijamos en España, el alcohol es la sustancia más consumida por nuestros adolescentes tanto de manera aislada como frecuente. No muy lejos le siguen el tabaco (con especial incidencia del consumo alguna vez del cigarrillo electrónico) y el cannabis.

En cuanto al consumo de alcohol, el 47% de los adolescentes españoles lo ha tomado en el último mes, lo que iguala la cifra europea. Si nos olvidamos del consumo frecuente y nos centramos en el ocasional, España tiene unos datos similares –aunque inferiores– a los de la media europea al haber tomado alcohol alguna vez: un 78% frente a un 79%

En cuanto al consumo de alcohol, el 47% de los adolescentes españoles lo ha tomado en el último mes, lo que iguala la cifra europea. Si nos olvidamos del consumo frecuente y nos centramos en el ocasional, España tiene unos datos similares –aunque inferiores– a los de la media europea al haber tomado alcohol alguna vez: un 78% frente a un 79%.

El mayor suspenso para España llega en el consumo de cannabis. Mientras el 7,1% y el 16% de los jóvenes europeos ha fumado en los últimos 30 días o alguna vez en su vida, respectivamente, nuestros adolescentes elevan esas cifras hasta el 12% y el 23%.

Juego: por debajo de la media europea

En los que respecta al juego, el informe Espad evalúa dos factores diferenciales. En primer lugar, la frecuencia del juego físico con dinero frente al juego ‘online’. En este caso los adolescentes españoles rebajan la media europea: el 17% ha jugado de manera física y el 4,2% de manera ‘online’, frente al 22% y el 7,9% de sus compatriotas europeos.

En segundo lugar, la encuesta también evalúa hasta qué punto nuestros adolescentes pueden estar sometidos a una dinámica de juego excesivo o incluso problemático. Aquí, de nuevo, los españoles rebajan la media europea. Además, entre los que jugaron en los últimos 12 meses el porcentaje que tiene problemas con el juego en España es del 3,2% (en Europa es el 5%), y entre todos los jóvenes el problema del juego en España no llega al 1%, mientras que la media europea es del 1,4%.

Las redes sociales y los videojuegos, por estar más socialmente aceptados, son los que quizá entrañan un mayor riesgo a la hora de diferenciar el uso corriente del problemático. Y es que millones de niños, adolescentes y adultos conviven diariamente con estas plataformas, con lo que resulta más complejo saber hasta qué punto pueden ser normales o más problemáticas. En cualquier caso, aquí España también rebaja la media europea: el 43% de nuestros adolescentes presenta un consumo excesivo de redes sociales y el 16% hace lo propio con el de videojuegos.

Para el director de Cejuego, Alejandro Landaluce, todos estos datos evidencian que «no hay un incremento de oferta de juego ni un aumento de ludopatía». Este es el primer año en que España participa en el informe Espad como país miembro, si bien es cierto que, desde 1995, nuestro país ha proporcionado datos comparables procedentes de la encuesta Estudes.

Landaluce ha hecho referencia también al estudio Edades, elaborado por la Secretaría de Estado del Ministerio de Sanidad, en el que la suma de la tasa de juego problemático (que incluye a aquellas personas que juegan con cierta asiduidad y que, por ello, en algún momento podrían llegar a tener algún problema) y la tasa de trastorno de juego (personas que tienen una patología reconocida) se ha reducido de un 2,6 en 2017 a un 2,2 en 2019. Según el portavoz este informe señala que «la prevalencia del juego (personas que han jugado a cualquier juego de azar público o privado al menos una vez) ha aumentado, pero habiendo más personas que juegan, se ha reducido el número de las que podrían desarrollar algún tipo de problema con el juego. Es un buen indicador de que el trabajo de prevención, concienciación y protección de la sociedad está funcionando para mantener al juego como una actividad de ocio más que se desarrolla con total normalidad en nuestro país», afirma Landaluce.