Local de apuestas de Madrid

Asaltar salones de juego y azar se ha puesto de moda en Zaragoza. Después de que en abril el Grupo Atracos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón desarticulara una banda que llegó a robar una quincena de establecimientos de estas características, ayer dos individuos, encapuchados y armados, robaron en una salón de apuestas en la calle Santa Lucía, en el barrio de San Pablo.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 16.30 horas cuando dos individuos entraron, esgrimieron un arma de fuego y exigieron la recaudación al hombre que estaba en la caja en ese momento. Consiguieron unos 500 euros y un teléfono móvil y se fueron corriendo a pie. Los sospechosos actuaron en un momento en el que no había ningún cliente en el interior del salón de apuestas. El empleado no resultó herido.

Rápidamente llamó a la sala del 091 del Cuerpo Nacional de Policía que se trasladó hasta el lugar y peinó la zona para tratar de detener a los sospechosos, aunque no hubo éxito.

Agentes del Grupo Atracos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón tomaron declaración a la víctima e intervinieron las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento en cuestión, pero también de los colindantes para tratar de saber por dónde huyeron y si fueron ayudados por una tercera persona.

Miembros de la Brigada Provincial de Policía Científica también se trasladaron a este lugar para tratar de tomar algún vestigio que pueda ayudar en la investigación. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía señalaron que el arma empleada pudo ser simulada.

En octubre del 2017, la Policía Nacional ya desarticuló otra organización criminal que consiguió asaltar en once salones de juego. Estos sujetos actuaban con especial violencia, armados con cuchillos de grandes dimensiones a la hora de amenazar a los empleados, y siempre intentaban sustraer la mayor cantidad de dinero posible, para lo cual exigían la apertura de la caja fuerte de los establecimientos. Cometían los hechos con sus rostros totalmente cubiertos, usaban guantes y tenían estudiados los lugares donde iban a atracar, efectuando previamente labores de vigilancia tanto en el exterior como en su interior, por lo que conocían perfectamente los salones de juegos, número de empleados, la ubicación de las cámaras de seguridad y las cajas fuertes, lo cual era un especial añadido a la dificultad de la investigación. Los entonces detenidos consiguieron hacerse con un botín, entre todos los hechos, cercano a los treinta mil euros.