Tradicionalmente, el juego con dinero de por medio ha estado restringido a aquellos sorteos y juegos ofertados por Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y por algunos locales homologados como casinos y algunos salones recreativos, que requerían unas condiciones muy estrictas para su apertura.Sin embargo, tras la entrada en vigor en 2011 de la Ley de Regulación del Juego, este sector se ha liberalizado considerablemente, proliferando por las ciudades nuevos establecimientos que ofertan juegos recreativos como bingos, ruletas o apuestas deportivas entre otros juegos de azar. Además, se legalizaron las casas de apuestas online, que hasta entonces funcionaban de forma extralegal y ubicadas fuera de nuestro país.




Como consecuencia son cada vez más los salones de juego que, a diferencia de los tradicionales casinos, no tienen las mismas medidas de acceso y control; y en los que es común la entrada de adolescentes menores de edad que no deberían tener acceso a dichos establecimientos. La presencia de adolescentes que acuden con compañeros de clase en los recreos escolares o con amigos antes de salir para conseguir un dinero extra, es habitual en los últimos años. En un principio empiezan por jugar cantidades reducidas, incluso desde 1 euro, por lo que es relativamente fácil y asequible para éstos jóvenes participar. La paga semanal, el dinero del desayuno, o las monedas sueltas que pueden encontrar de otros miembros de la familia, son suficientes para ir a apostar al salón. En un principio, el objetivo de éstos jóvenes va más allá de la diversión del propio juego, es tener la posibilidad de conseguir un premio; que destinan a divertirse con sus amigos, y en muchos casos les permite consumir alcohol u otras drogas.

Sin darse cuenta, comienzan una práctica arriesgada que les supone, además de un coste económico y un entorno indeseable para su edad, la posibilidad de desarrollar progresivamente una adicción “sin sustancia”, es decir ludopatía.

En estos casos, el joven empieza a perder el control, tiene la necesidad de jugar cantidades cada vez mayores y el tiempo que pasa en el salón de juego va aumentando, en detrimento del tiempo dedicado al resto de sus actividades sociales, familiares, educativas o deportivas. Aparecen cambios de carácter, mentiras, aislamiento, hurtos fuera y dentro de casa, y el resto de problemas de conducta asociados a la enfermedad de adicción.

La intervención temprana en estos casos es muy importante, de manera que si usted detecta en su hijo un patrón de comportamiento parecido, le recomendamos extremar las precauciones. En CETPAG un equipo de especialistas está a su disposición para asesorarle o evaluar la situación de riesgo en la que puede estar inmerso su hijo.

Fuente:  IDEAL