Ni los cantos de sirena de quienes prometen una vida resuelta por un puñado de euros ni la tentación de que un golpe de suerte haga realidad el más modesto sueño de acabar de pagar la hipoteca: los vascos no confían en el azar para salir de la crisis.

Desde 2008, el dinero que mueve el sector del juego en Euskadi se ha desplomado un 41%, al pasar de los 1.485 millones de euros hasta los 881 del último ejercicio contabilizado. Los expertos atribuyen el descenso principalmente a la «escasez de liquidez» de los jugadores pero también a la prohibición de fumar en establecimientos públicos, lo que ha ahuyentado sobre todo a muchos fieles a las tragaperras. En los últimos tiempos, sin embargo, las estadísticas muestran una «ligera mejoría» al ralentizarse la caída gracias al ‘boom’ que ha supuesto la irrupción del juego online, modalidad regulada a nivel estatal en 2011.

Estos datos se recogen en el ‘II Libro Blanco del Juego en Euskadi’, un amplio informe con el que el Gobierno Vasco actualiza el estudio anterior publicado en 2009 con el objetivo de disponer de «una radiografía más exacta y precisa de todo lo que rodea a este sector», según apunta la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, en el prólogo de la publicación. Un documento que analiza los principales aspectos económicos que mueven el negocio y el marco normativo que lo regula, así como su vertiente como fenómeno social. Y ahonda en la aparición de las modalidades en internet, una novedad que ha revolucionado el sector y ha obligado a las empresas a «adaptarse a los nuevos tiempos».

Pero sobre todo el informe gira en torno a los cambios provocados por la «contracción de la demanda» derivada de la crisis económica de 2008 en un sector con una gran tradición e historia en el País Vasco y que, a pesar de estos vaivenes, aún representa una parte significativa del ámbito del ocio al absorber la cuarta parte del dinero que los vascos destinan a actividades lúdicas. Los autores del documento culpan directamente a la «escasez de liquidez», la «severa disminución» de la cantidad total jugada en el conjunto de juegos ofertados en Euskadi, con un decrecimiento medio del 6,1% anual entre 2006 y 2013.

Una tendencia a la baja que ha sido notablemente más acusada en la comunidad autónoma que en el conjunto de España, donde el descenso interanual rondó el 3,5% para el mismo periodo. La caída en las cantidades apostadas también ha repercutido en la recaudación fiscal de las Haciendas vascas, que se ha reducido de 72,6 millones a 54,8 en solo cinco años. En la actualidad, el sector del juego representa el 0,63% del PIB de Euskadi mientras en el conjunto del Estado supone el 0,79%.

Bajón de las tragaperras
Cada vasco gastó de media en 2013 (ultimo año analizado) unos 404 euros anuales frente a los 691 que destinaba al comienzo de la crisis. Si tenemos en cuenta solo a los ciudadanos mayores de edad, las cantidades subirían a los 490 y los 830 euros respectivamente. La mayor disminución se registra entre los años 2010 y 2012, con sendos descensos anuales de en torno al 15%. A partir de este último ejercicio, en cambio, la bajada se ralentiza considerablemente hasta suponer apenas el 3%. Al margen de que pueda suponer un indicador de mejoría económica, los expertos creen que refleja la aparición del juego online, que ha servido para paliar el descenso de años anteriores. Solo en 2013, este nuevo canal facturó 25 millones y la demanda es creciente; la cantidad acumulada de apuestas a septiembre de 2014 ya superaba en casi un 3% la contabilizada el año anterior y con perspectivas de llegar a los 25,5 millones de euros al acabar el ejercicio.

Pero ¿a qué jugamos los vascos? Principalmente, a las Loterías y Apuestas del Estado, que se llevan más de la mitad del dinero apostado. A la sociedad estatal le siguen las tragaperras que, con el 24% del total, es la modalidad que más ha acusado la crisis. Pero no siempre ha sido así. Todavía en 2008, las llamadas máquinas B que se pueden encontrar en prácticamente todos los locales de hostelería, se llevaban el grueso del gasto en juegos de azar, con el 45% de las cantidades jugadas. En dinero contante y sonante, quiere decir que de los 671 millones que se jugaron al comienzo de la crisis se ha pasado a apenas 213. ¿Qué ha ocurrido para que esta modalidad de juego, la más vinculada con las ludopatías, haya caído en desgracia?

Los expertos apuntan a la entrada en vigor en 2011 de la Ley antitabaco, que ha restado clientela a los locales donde se encuentran las 11.400 tragaperras contabilizadas en Euskadi, (el 80% en bares, pero también hay en casinos, bingos, salas de juegos…) y al propio cierre de establecimientos. En cambio, en el conjunto de España, las máquinas B no ha sido destronadas y, aunque han perdido mercado, siguen ocupando el primer lugar en el ranking de preferencias de los jugadores.

Por su parte, las Loterías y Apuestas del Estado han ganado el terreno cedido por las tragaperras y ya se sitúan como la opción más demandada por los consumidores, con un 52% de las cantidades totales jugadas. La clásica Lotería Nacional y su parentela cercana (Quiniela, Primitiva, Bonoloto, Euromillones…) son las modalidades de juego que menos han decrecido en los últimos años, a un ritmo de en torno a un 2% interanual, pasando de los 530 millones apostados en 2008 a los 462 en 2013. Una «variada oferta» compuesta por una decena de juegos y la posibilidad de apostar online han permitido a la sociedad estatal mantenerse en una posición más estable ante la crisis que, en ese caso, le ha beneficiado. «Cuando hay problemas económicos las personas buscan grandes sorteos que den grandes premios en lugar de jugar por diversión», señalan los autores del estudio. Por esta misma razón, tampoco los juegos de la ONCE han experimentado un descenso significativo en la demanda, un 2,2% interanual entre 2006 y 2013 (un 11% menos en todo el periodo).

Más minoritarias en cuanto a adeptos son otras modalidades como el casino o el bingo, en franco retroceso en los últimos años. En el caso de la primera, a pesar de que ha aumentado el número de visitantes a las dos salas de juego existentes en Euskadi, una en San Sebastián y la otra en Bilbao, las cantidades apostadas han disminuido un 42%% durante los años de crisis. En cuanto al bingo, la incorporación al mercado de la modalidad de juego electrónico ha supuesto un balón de oxígeno con un repunte del 16% en 2013 en términos de cantidad jugada.

Fuente: diariovasco.com