El tifón  Mangkut mantuvo en vilo a la población de China: grandes partes de la costa sur del país así como la metrópolis de Hong Kong, donde viven millones de personas, se encuentran prácticamente paralizadas.

También en la ciudad de Macao, conocida por sus casinos y sus hoteles de lujo, se han tomado medidas preventivas y el sábado se ordenó el cierre de los casinos. El año pasado, Hato, el más devastador en 50 años, provocó la muerte de diez personas.

En Filipinas, las autoridades han reportado hasta el momento 29 víctimas mortales por el tifón, 24 de ellas en la región de Cordillera, en el norte del país, entre las que hay una familia de seis miembros cuya casa en Baguio quedó enterrada por un desprendimiento de tierra.

También perdió la vida una familia de cuatro miembros en la provincia de Nueva Vizcaya, igualmente por un corrimiento de tierra. En la provincia de Kalinga falleció un hombre por el desprendimiento de una roca.

Algunos de los fallecidos se opusieron a las órdenes de evacuación, señaló el consejero del Gobierno Francis Tolentino durante una vista del presidente filipino, Rodrigo Duterte, en Tuguegarao, una de las ciudades más afectadas por el tifón.

«Todas las autoridades hicieron lo posible por agilizar las evacuaciones, pero algunas regiones están verdaderamente muy apartadas», dijo Tolentino, que añadió que el lunes se comenzará a restablecer el suministro eléctrico y el abastecimiento de agua.

En el norte del Estado insular decenas de carreteras y puentes quedaron intransitables debido a los corrimientos de tierra, las inundaciones, así como los árboles y postes caídos. En las imágenes que circularon por las redes sociales se veía que las carreteras estaban llenas de trozos de tejados, vidrio y cables arrancados.

Mangkhut tocó tierra en la madrugada del sábado en Filipinas acompañado de fuertes lluvias e intensos vientos, a unos 400 kilómetros al norte de Manila. Aunque se fue debilitando, el tifón alcanzó vientos sostenidos de 170 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 285 kilómetros por hora.

De acuerdo con las autoridades, más de cuatro millones de personas se quedaron sin electricidad y más de cinco millones se vieron afectados por el tifón. La Cruz Roja filipina habló incluso de hasta diez millones de afectados.