En noviembre de 2020, la sociedad Bingos Andaluces, propietaria del Bingo Los Remedios de Sevilla, solicitó el concurso voluntario de acreedores incapaz de pagar sus deudas tras permanecer cerrado durante meses por la pandemia.

La mayoría de deudas de Bingos Andaluces era con los propietarios del local (herederos del presidente bético Benito Villamarín) a cuenta de las rentas del alquiler y con la Junta de Andalucía por tasas e impuestos asociados al juego.

La empresa, con más de 33 años de vida, facturó en 2019 un total de 10 millones de euros con una sola sala de juego de primera categoría en la calle Asunción 3 de la capital andaluza. Sin embargo, la pandemia y la dura competencia

que supone para los bingos las nuevas casas de apuestas deportivas tanto físicas como online fueron la puntilla que provocó la insolvencia de Bingos Andaluces.

Al inicio de la pandemia, Bingos Andaluces era propiedad de Cirsa al 50% a través de la sociedad Global Bingo Corporación y el otro 50% se lo repartían a partes iguales las compañías Fénix Gestión y Varoky. Finalmente, Cirsa ha decidido apostar por la sala y ha adquirido el 50% del capital social de sus otros dos socios alicantinos, según indican fuentes de la multinacional líder en el sector del juego y del ocio en España. Con el 100% de la compañía, Cirsa ha satisfecho las cantidades pendientes de pago tanto a la Junta de Andalucía como a los caseros y el pasado mes de septiembre el Juzgado Mercantil 2 de Sevilla ha publicado el cumplimiento del convenio de acreedores.

La compañía Cirsa indica que ha afrontado el pago de las deudas sin quitar alguna «por responsabilidad y con la intención de continuar con el negocio», que da empleo a más de 40 trabajadores en estos momentos. Además, Bingos Andaluces ha renovado el contrato de alquiler del local con los propietarios, quienes habían iniciado un procedimiento de desahucio en 2020 por sucesivos impagos del alquiler.

Cuando Bingos Andaluces aprobó sus cuentas de 2019 ya se había llegado el brote de coronavirus a España y consideró que los acontecimientos podrían tener un impacto en las operaciones y, por tanto, en sus resultados y flujos de efectivo futuro, aunque no pensó que los sucesivos confinamientos fueran a comprometer la aplicación del principio de empresa en funcionamiento.

Ya antes del Covid, la empresa había registrado pérdidas por 96.117 euros y acumulada deudas con acreedores por casi 300.000 euros, según el Registro Mercantil. En 2018 había perdido también 116.154 euros.