actualizado: 21 Sep 2023

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El Casino de Bilbao se trasladará de la Alameda de Urquijo a la Plaza Campuzano

La fuerte caída de ingresos por la pandemia y los altos alquileres justifican el cambio a un local con la mitad de metros cuadrados.

Juego de fichas en el mercado inmobiliario de la capital vizcaína. El casino de Bilbao abandonará su actual emplazamiento en Alameda de Urquijo y trasladará sus dependencias a la Plaza Campuzano, concretamente al local que acaba de dejar libre la compañía deportiva Forum Sport, según ha podido saber este periódico de fuentes de toda solvencia del Ayuntamiento.

La fuerte caída de los ingresos, motivada por los estragos de la pandemia, y los altos alquileres justifican el cambio a un inmueble con la mitad de metros cuadrados: apenas 1.600 frente a los 3.600 que ocupa en el antiguo cine Coliseo. La «extrema» competencia de las modalidades ‘online’ ha asfixiado un negocio que también ha acusado la falta de turistas, especialmente extranjeros, al tratarse de uno de sus principales sustentos.

La mudanza tardará meses en concretarse, ya que esta operación exigirá un importante número de permisos municipales y la adecuación integral del nuevo local, que originariamente acogió la sala Astoria. Pese a este importante traspié, Luckia Gamin Group, propietaria del empresario coruñés José González -titular de cinco casinos-, confía en el negocio bilbaíno, al que inyectó más de 7 millones de euros hace un lustro para la puesta a punto de unas instalaciones en las que combinó de «manera equilibrada» el ocio y entretenimiento «con el puro juego». «Los espectáculos son tan importantes como las mesas de juego», subrayó.

Las instalaciones, cuyo diseño replicó el de los grandes casinos de Las Vegas, se reinauguraron en 2017, pero el coronavirus ha causado un tremendo impacto al juego físico en todo el país, del que tampoco se ha librado la capital vizcaína. Ahora tendrá que reformular su estrategia y rebajar sus pretensiones con una oferta bastante más modesta.

A finales de año

Responsables de la compañía, que han declinado ofrecer cualquier comentario sobre las razones del traslado a Indautxu, aseguran que el cambio está concebido a «medio y largo plazo» y que, por tanto, durante «bastante tiempo», que tampoco determinan, seguirán operando donde funcionan desde 2011, cuando los anteriores gestores, un grupo formado por pequeños accionistas vascos e inversores japoneses, se trasladaron desde el edificio de La Concordia. No obstante, dan por hecho que el local de Alameda Urquijo terminará cerrando sus puertas, quizás a finales de este año o a principios del próximo. Todo dependerá de la evolución de las obras.

La actuación está pendiente «todavía de muchos requerimientos», admiten las mismas fuentes. «Está en su fase inicial y, por tanto, no está ni mucho menos consolidada», reiteran portavoces de Luckia, que reconocen el mantenimiento de diversas negociaciones con responsables del Consistorio bilbaíno.

El desembarco del grupo empresarial gallego se produjo en 2014 con el control del 70% de las acciones del Grupo Nervión, a cuyos titulares culpó de una pésima gestión tras entrar en concurso de acreedores. Salieron en su rescate con una inversión de 20 millones, que incluyó también la compra del Kursaal de San Sebastián, otro establecimiento en Ceuta y un tercero en Palma de Mallorca.

González encargó posteriormente una ambiciosa reforma al diseñador más famoso de casinos -el peruano Guillermo Gómez- para acabar con la siniestra imagen que ofrecían las instalaciones bilbaínas. «Parecían un local fúnebre», llegó a decir. El actual inmueble, que comparte espacio con el hotel de la cadena Sercotel, cambió de arriba abajo. La primera planta, que ganó espacio como zona de juego con ruletas de más de 100.000 euros, incluyó dos comedores, uno de ellos pilotado por el chef Oskar Rodríguez, y un salón multiusos, para albergar todo tipo de espectáculos y convenciones, mientras que la baja se orientó para reforzar su oferta culinaria con un gastrobar y una terraza exterior.

Una vanguardista escalera interior conecta ambas plantas, de 1.800 metros cuadrados cada una. Tras gastar siete millones, se desconoce si Luckia Gamin Group mantendrá la actividad del restaurante con su traslado a la Plaza Campuzano.

Fuente: elcorreo.com
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