Ayer se cumplía exactamente un año y medio desde que la Generalitat firmó con La Caixa una opción de compra de los terrenos del Centre Recreatiu i Turístic (CRT) de Salou y Vila-seca donde tiene previsto ubicarse BCN World.

Aunque el ejecutivo catalán anunció entonces que el periodo para ejercer la opción vencería al cabo de 18 meses, el contrato refleja un plazo de 21, con el 10 de septiembre de este año como fecha límite. La concreción del acuerdo, sin embargo, está condicionada a la aprobación definitiva del Pla Director Urbanístic (PDU) y la adjudicación de las licencias de casinos a los operadores que pongan sobre la mesa al menos 110 millones de euros para adquirir el suelo.

Ante la falta de avance en estos ámbitos, que deberían estar listos en agosto, según recoge el documento, el ejecutivo confía en que podrá acordar una solución con La Caixa para sacar adelante el proyecto. Mientras, negocia con los inversores rebajar las pretensiones en materia urbanística y de juego para posibilitar la construcción de al menos dos complejos turísticos integrados.

Con la retirada de Veremonte, el grupo empresarial liderado por Enrique Bañuelos y principal impulsor del proyecto, el Govern asumió en diciembre de 2014 el rol de gestor de 150 hectáreas de terreno del CRT mediante una opción de compra con La Caixa. La operación, sin coste para las arcas públicas, preveía vender el suelo a los operadores que se adjudicaran las licencias de casinos una vez se aprobara definitivamente el PDU.

El nuevo escenario parlamentario surgido del 27-S dejó el proyecto en parada técnica. A estas alturas, las licencias de casino continúan pendientes de adjudicar de forma definitiva y el planeamiento sólo está aprobado en su fase inicial. Todo ello ha sido objeto de una profunda revisión desde enero, a raíz del trabajo del nuevo gobierno de Junts pel Sí (JxSí), que mantiene la voluntad impulsarlo.

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, llegó a plantear la celebración de una consulta sobre el futuro de BCN World, pero tras las reticencias generadas en el territorio y las discrepancias en el propio Govern sobre cuál debía ser el alcance, dijo que no sería necesaria si la propuesta sobre la revisión del PDU generaba suficiente consenso.

La Generalitat trabaja desde hace meses en un nuevo planeamiento que supone un menor impacto urbanístico y da menos peso al juego. La actividad de casinos, en palabras recientes del conseller de Territori, Josep Rull, tendrá «el peso justo para hacer viable el proyecto», dado que los inversores consideran que el juego es indispensable para garantizar el atractivo del destino. Sin embargo, también se contempla replantear las rebajas fiscales aprobadas, a petición de ERC.

Como avanzó Rull en abril, la nueva definición se negocia junto a los operadores que aún mantienen interés en el macrocomplejo. Por un lado, Hard Rock y Melco y, por otro, el Grupo Peralada. En todo caso, se da por hecho que si el proyecto ve la luz los seis complejos anunciados por Veremonte en 2012 quedarán reducidos a tres o, incluso, a dos.

Condiciones del Govern
Fuentes del Departament d’Economia explican que actualmente «se está trabajando» para que BCN World salga adelante. El Govern ha impuesto unas «condiciones» y el complejo de ocio sólo se hará si empresas inversoras se adaptan a las peticiones del ejecutivo, como dicen las mismas fuentes.

J x Sí negocia ahora el futuro del CRT y las nuevas dimensiones del proyecto. Según varias fuentes, el vencimiento de la opción de compra de los terrenos no se espera que suponga ningún escollo y el ejecutivo confía en que podrá acordar una solución con La Caixa, la propietaria, para preservar las futuras inversiones .

Una vez acordada la hoja de ruta, el Govern no tendría impedimentos políticos para sacarlo adelante, ya que el proyecto no debería superar más trámites parlamentarios. Sin embargo, abriría la puerta a convocar a los partidos para que nombren a sus representantes en la comisión de seguimiento del CRT, que no se reúne desde el verano pasado.

Fuente: diaridetarragona.com