Nikola Karabatic
Nikola Karabatic, exjugador del Barcelona

El pasado fin de semana Francia se coronaba campeona del Mundial de balonmano en el que compitió como anfitriona.

Los galos coronaron un campeonato excepcional con una segunda parte en la final excelsa, que sirvió para acomplejar a Noruega y desatar el paroxismo francés. Además, el champón descorchado conllevaba un hito particular: su jugador estrella y emblema del deporte a nivel internacional, Nikola Karabatic, alcanzaba la excelencia como líder su generación y emuló a Jackson Richardson -campeón del mundo como anfitrión en 2001-.

Pero, sólo tres días después de la consecución del sexto campeonato mundialista francés, su estrella Karabatic, que además jugó en el Barcelona, ha regresado a su indigesta realidad jurídica. Y lo ha hecho de la peor forma. El astro, que ya fue condenado por su implicación en apuestas ilegales y amaño de partidos, ha sabido este miércoles que el Tribunal de Apelación de Montpellier, corte a la que había recurrido la primera sentencia inculpatoria sobre su figura, ha desoído su argumentación y ha ampliado la condena.

Karabatic se enfrenta a dos meses de encarcelamento -que no deberá cumplir- y ha visto como la multa se mantenía en 10.000 euros. Uno de los protagonistas centrales de la alegría deportiva gala en el último lustro ha corroborado su culpabilidad en el casi en el que también ha sido salpicado su hermano Luka y otros 14 acusados, todos ellos determinados como culpables de estafa y prácticas fraudulentas. La horquilla de sanciones, en el apartado global del caso, oscila desde los 10.000 a los 40.000 euros.

Este es el último capítulo de un trayecto que se remonta al 12 de mayo de 2012, cuando el Montpellier -su equipo de la época- jugó frente al Cesson. éste último luchaba por salvarse y ganó aquel duelo. La policía del país desnudó, más tarde, el entuerto: 100.000 euros, monto excepcional en esta disciplina, fueron apostados al resultado del descanso, lo que granjeó una ganancia de 300.000 euros. La investigación desenmarañó que la apuesta pertenecía a familiares de algunos jugadores. La mujer de Karabatic -también condenada- se jugó 1.500 euros.

La vehemente defensa inicial del balonmanista estelar fue mitigando sus decibelios con el avance de las pesquisas hasta encontrarse con la realidad legal. No obstante, en el juicio se limitó a negar tener conocimiento de la apuesta de su esposa. Aquella mancha provocó que Nikola dejara al Montpellier campeón de Francia y reclara en el Aix antes de recalar en un equipo acorde con su nivel: el Barcelona. Actualmente, juega para el París Saint-Germain. Y desde que se alzó aquella polvareda ha acumulado los Mundiales de 2015 y 2017, el oro en los Juegos 2012.

Fuente: elimparcial.es