Adrián Mateos no es James Bond. Aunque comparte su afición por el póker. Acaba de ser nombrado número 1 del mundo según el GPI (Global Poker Index), pero su estilo no es el de Bond. A la entrevista se presenta sin esmoquin, en sudadera y zapatillas, acompañado de su padre, y sin un atisbo del rictus británico que dejó Daniel Craig en Casino Royale.

La sonrisa y la sencillez del joven de 23 años de San Martín de la Vega (Madrid), contrastan con el imaginario popular de un oscuro mundo cada vez más reservado al universo del cine y a la puesta en escena del infame instagramer Dan Bilzerian.

«El mundo del póker es menos sórdido de lo que la gente se imagina, no es como lo pinta la televisión», admite Adrián entre risas. «En los niveles altos se concentra gente joven, de 25 a 35 años, inteligente y con estudios. Es un mundo sano. Es cierto que hace 15 o 20 años era otra cosa porque ganaban los más listos del lugar, pero cuando llegó el póker on line todo eso se acabó. El juego se profesionalizó mucho con toda la matemática y el estudio que empezó a requerir».

Él comenzó a formarse a los 16 años, preparándose para su salto al póker profesional cuando alcanzara la mayoría de edad. Ganó 130.000 euros en los dos primeros torneos grandes en los que participó en Madrid. «El primero fue el CNP de Madrid, en el que gané 30.000 euros tras haber pagado una cuota de inscripción de 500. El segundo fue el Póker Estrellas, por el que pagué 1.000 euros y con el que me llevé otros 100.000».

Con ese dinero, y con tan sólo 18 años, Adrián se decidió a abandonar la carrera de Economía que acababa de empezar en la Universidad Carlos III para irse a vivir a Londres, donde se mudan todos aquellos españoles que quieren hacer de las cartas una forma de vida. «A corto plazo en este juego puede ganar cualquiera, por eso todo el mundo tiene la ilusión de ganar, y eso es lo bueno. Pero a largo plazo triunfan los mejores, los que más estudian y los que más horas le echan. Los que más comprenden el juego en sí».

Fuente: elmundo.es