Desde finales de 2019 se ha pasado de superar los 5.200 dispositivos a moverse en torno a los 4.700. La pandemia, el juego ‘on line’ y los salones de apuestas han influido en esta tendencia a la baja
Una de cada diez máquinas tipo B que estaban operativas en Extremadura a finales de 2019 han dejado de estar activas. Estas terminales, más conocidas como tragaperras, están instaladas fundamentalmente en establecimientos hosteleros como bares, restaurantes y cafeterías y, en menor número, en salones recreativos y bingos. En los últimos tres años han pasado de superar las 5.200 a moverse en torno a las 4.700, de acuerdo a las cifras facilitadas por la Consejería de Hacienda y Administración Pública extremeña.
Son varias las causas que están detrás de este retroceso. Una de ellas es la pandemia y el efecto que tuvo en el sector del juego. Es entre últimos de 2019 y los del 2020 cuando se aprecia la mayor caída en el parque extremeño. «La covid-19 y las consiguientes restricciones de horarios, acceso a los locales, aforos, distancias entre personas y prioridad a las terrazas» alteraron «los sectores del juego vinculados a las máquinas B», de forma que buena parte del consumo en hostelería se desplazó a las terrazas «alejando a los clientes» de estas máquinas, se recoge en el ‘Anuario del juego 2020’, elaborado por la patronal del sector Cejuego. En este primer año de coronavirus, la cifra de máquinas tipo B bajó en la comunidad autónoma de 5.209 a 4.871, una tendencia que se prolongó en 2021, ejercicio que acabó con 4.712 registradas, y solo en 2022, ya con la actividad hostelera en condiciones muy cercanas a la normalidad, ha habido un ligero repunte.
«La gente que juega ha dejado de hacerlo en los bares, sobre todo los jóvenes, que se están yendo a las apuestas deportivas», esgrime Antonio Martínez, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Extremadura. «La mayoría» de nuevos establecimientos que abren sus puertas lo hacen ya sin incorporar estas máquinas, que sobreviven fundamentalmente en «bares de barrio o de pueblo». Además, remacha Martínez, entre el menor volumen de negocio y los impuestos, «que han ido subiendo una barbaridad», «no salen los números, el margen es mínimo».
Fuente: elperiodicoextremadura.com