Crisis y oportunidad. Así como los dueños de bingos ven con preocupación la promesa de María Eugenia Vidal de reducir la oferta del juego, no por eso dejaron de interesarse en la ventana que la gobernadora abrió al mundo de los casinos: la licitación para operar 3860 máquinas tragamonedas en siete casinos de la provincia. Un coto que la empresa Boldt, de Antonio Tabanelli, manejó en soledad por años.
Además de la propia Boldt, que buscará defender su negocio, varios empresarios de los bingos se acercaron a conocer los pliegos del Instituto de Lotería y Casinos de la provincia: la lista empieza con el jugador más fuerte del sector, Codere, y otros actores «medianos», como el Grupo AGG o el empresario Daniel Mautone, enlazado con otros bingueros «chicos» a través de la Unión Argentina de Empresarios del Entretenimiento (Uadee).
«Hay interés de formar un pool y compulsar, porque si en 2021 Vidal intenta cerrar bingos algunos podríamos quedar afuera de todo», indicó a LA NACION Pascual Isabella, del bingo de San Fernando y miembro de la Uadee.
Los empresarios analizan que se necesitará una inversión global de 160 millones de dólares: una mitad para comprar las máquinas y la otra para los inmuebles (Boldt es el dueño de los edificios de Tigre, Tandil, Monte Hermoso y Pinamar). La duda está en la rentabilidad. «Los pliegos no garantizan estabilidad fiscal: si en un año vuelven a aumentar ingresos brutos, por ejemplo, nos quedamos sin margen», analizó otro de los interesados en dar el salto.
Fuente: lanacion.com.ar