El Department of Culture, Media & Sports del Gobierno del Reino Unido ha publicado un extenso documento titulado ‘El libro blanco del juego’. El ‘white paper’ pretende fijar los criterios políticos para regular este sector en los próximos años y reformar la Gambling Act que aprobó en 2005 el Gobierno de Tony Blair y que sigue hoy vigente.

Frente a las regulaciones profundamente restrictivas de otros países como España, el texto británico hace numerosas las referencias al respeto a la libertad individual del consumidor adulto e incluso incluye un capítulo específico sobre los aspectos positivos del juego. El texto se ha consensuado con opiniones de todos los subsectores y supone “una manera razonable de legislar en contraposición con lo que ha sucedido en España durante la última legislatura, lejos de la criminalización constante a la que se somete a la actividad en nuestro país”, según subraya Alejandro Landaluce, director general del Consejo Empresarial del Juego, la patronal que engloba al 70% de las empresas del sector.

Entre los aspectos positivos, el documento destaca que el juego es “una actividad de entretenimiento perfectamente normal” en un país con índices de personas en riesgo de juego problemático similares a que los que hay en España (0,4% de la población de 18 a 75 años según el Ministerio de Sanidad). Además, indica que en un 66% de los casos, la satisfacción no responde a la obtención del premio, sino únicamente al disfrute de la actividad “en sí misma”. Por otra parte, el texto señala que la práctica del juego está asociada a la “sociabilidad” y que puede ayudar a combatir la “soledad y el aislamiento” de la persona que la practica.

2.000 millones de libras

El ’White Paper’ también resalta el impacto del juego a nivel impositivo y refiere que, excluyendo la National Lottery, el sector genera unos ingresos de 2.000 millones de libras anuales que suponen un 0,3% del PIB en el Reino Unido. En el marco regulatorio también se resalta que el juego emplea a casi 100.000 personas -una cifra similar a la española- y habla de su impacto positivo en otros sectores económicos, como el del deporte y el de la publicidad.

El marco regulatorio que se dibuja en el White Paper pretende regular bastantes aspectos del sector del juego británico y flexibiliza la regulación del juego presencial. En este sentido, se prevé aumentar el número de máquinas B en los casinos pequeños y la ampliación de apuestas deportivas a todos los casinos. Reclaman la necesidad de buscar alternativas a la prohibición del pago con dinero no efectivo en los salones y ordena establecer mecanismos para “topar” la tributación de los locales que pagan impuestos especiales por venta de juego y de alcohol dando a entender que hay exceso de tributación.

En el ámbito online, prevé establecer nuevas obligaciones a los operadores para implementar chequeos financieros de sus usuarios y así detectar posibles riesgos asociados al perfil del jugador. Para lograrlo, instaura un mecanismo de ‘affordability checks’ o verificadores de capacidad económica para evitar que la actividad lesione gravemente la economía del usuario.

En materia de publicidad, se prevén medidas que impidan la focalización de anuncios y promociones en perfiles potencialmente sensibles a caer en el juego problemático limitando las “ofertas promocionales” dirigidas a ellos, como ya existe en la normativa española.

Desde CeJuego, su director general admite que la del Reino Unido es “una manera razonable de legislar en contraposición con lo que ha sucedido en España durante la última legislatura”, subraya Alejandro Landaluce. “CeJuego aboga por una regulación sensata y enmarca la práctica del juego dentro de las actividades de ocio, lejos de la criminalización constante a la que se le somete desde algunas administraciones del Estado y autonómicas en España”, concluye el director general de la patronal.