El Gobierno aragonés intentará vender, de nuevo, las instalaciones y terrenos del otrora flamante Casino Montesblancos. Está en Alfajarín (Zaragoza), la Administración autonómica se lo quedó en 1998 para resarcirse de la deuda tributaria que arrastraba la empresa a la que por entonces pertenecía el casino, pero la operación ha acabado arrastrando más ruina desde entonces: el complejo, cerrado y abandonado a su suerte, no ha hecho más que deteriorarse, perder valor y no encontrar quién lo compre.
La historia del Casino Montesblancos es larga y salpicada por la huella del crimen. Construido en 1978, fue un próspero negocio y un centro de actividad de postín. Pero en los años 90 cayó en picado y la empresa propietaria se declaró en quiebra.
La suspensión de pagos se vio rodeada de una espesa indagación económico-legal. Y le costó la vida a quien fue designado como administrador judicial, Francisco Javier López Aldea, de 42 años. Fue asesinado en noviembre de 1997, poco después de haber concluido un informe en el que apuntaba a oscuras relaciones económicas con el Casino Montesblancos como telón de fondo. Le dieron muerte a puñaladas en el garaje de su casa, en el zaragozano barrio del Actur. La investigación del crimen apuntó a la relación directa entre el asesinato y las tramas que había hallado el administrador judicial. Todo apuntó a un crimen por encargo, se investigó a dos sospechosos, pero no hubo pruebas y el asesinato quedó sin resolver, sin culpable juzgado.
En reiteradas ocasiones, el Gobierno aragonés ha intentado venderlo sin éxito. En la pasada legislatura, el Ejecutivo autónomo lo incluyó varios años en su lista de bienes puestos a subasta. Pero no encontró quién pujara por él al precio que se fijó: 1,3 millones de euros.
Atrás quedaron otros grandes proyectos ideados desde la Administración regional para los terrenos e instalaciones de aquel viejo casino que cerró sus puertas hace quince años.
Cinco años después de que fuera cerrado, siendo ya propietario el Gobierno aragonés, se anunció un plan para recalificar los terrenos y leventar en sus 70 hectáreas una extensa urbanización de 1.500 chalés. Pero aquello también quedó en nada. Llegó la crisis, el hundimiento del mercado inmobiliario, y la idea quedó enterrada por inviable.
Incapaz de sacarle rentabilidad a aquel complejo, el Gobierno aragonés se ha ido resignando desde hace década y media a ver cómo languidece el recinto mordido por el abandono.
Ahora el Gobierno aragonés planea poner de nuevo a subasta los viejos edificios del casino, destartalados por el paso del tiempo, y los extensos terrenos que forman parte del complejo. Es su «destino natural», ponerlo de nuevo en venta, según han indicado fuentes del Ejecutivo autónomo. Lo que no se ha avanzado todavía es por cuánto se sacará a subasta por enésima vez.
Fuente: abc.es