Máquinas recreativas en un bar
Máquinas recreativas en un bar

El teletrabajo es el futuro. Esta frase se ha repetido una y otra vez desde hace unos años, pero sobre todo ahora que ha pegado un empujón a marchas forzadas debido a los tres meses de cuarentena que se han vivido. Muy pocos han mantenido la rutina de acudir a su puesto de trabajo, y esto ha provocado un daño colateral, los bares y restaurantes cuyo ingreso mayoritario son los ‘menús del día’ de los oficinistas.

Este tipo de negocios están muy asentados en el país. Allí donde hay edificios de empresas de mayor o menor tamaño, siempre existe un establecimiento cercano que ofrece un menú para que los trabajadores bajen y puedan comer sin necesidad de esperar mucho tiempo. Sin embargo, el teletrabajo les perjudica directamente y les coloca un escalón más de dificultad para remontar el vuelo tras la pandemia.

Las alternativas que tienen para salir adelante no son las mismas para todos los bares y restaurantes. Mientras que unos están situados en zonas donde, además de oficinas, hay bloques de viviendas, otros tienen el negocio en áreas más empresariales y con hoteles cercanos. Esta circunstancia ha provocado que la manera de adaptarse a la nueva normalidad no ha sido igual para todos, ni en cuanto a nivel de ingresos ni en cuanto a cambios en el restaurante.

Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE), ha señalado a 20Minutos que existen muchos negocios planteándose el cierre total: «Si se mantienen las circunstancias actuales, existen entre un 15% y 20% de más de 300.000 empresas hosteleras en grave riesgo de cierre (entre 45.000 y 60.000 negocios). Si no se mantienen las condiciones de ayudas actuales (en referencia al prolongamiento de los ERTE), el daño puede ser mayor».

Además, la patronal de hostelería solicita dos principales medidas tanto a nivel regional como estatal: en primer lugar, que se «vuelva a la normalidad y se activen los procesos productivos presenciales, con las medidas sanitarias necesarias, por el bien de la economía. Tenemos zonas turísticas sin turistas y zonas de oficinas sin oficinistas«. Por otro lado, reclama la creación de bonos por parte del estado, que solo se puedan gastar en hostelería, como forma de reactivar el gasto. Algo similar a lo que se está haciendo en Galicia actualmente, en donde el personal sanitario ha recibido bonos de hasta 250€ para consumir en bares y restaurantes de la región, y «hay muchos países en Europa que lo están implantando».

«Tengo el menú a 8,25€ y vendo solo 7 al día, es inverosímil»

Jose Antonio García es dueño del restaurante El Pinchito, fundado en 1970 en el barrio de la Prosperidad, Madrid. Los menús diarios que solía facturar provenían principalmente de trabajadores de las empresas de alrededor, pero tras la cuarentena y con el teletrabajo, vive una situación casi inédita en sus 50 años de historia.

«En mi restaurante daba todos los días entre 60 y 70 comidas de menú del día, ahora estamos dando unas 7 u 8. Además, ofrecemos comida para llevar, pero la mayoría era para las personas de las oficinas y ahora que están teletrabajando no podemos servir nada. He bajado el precio del menú a 8,25€ y sigo vendiendo 7 u 8 al día, es inverosímil», declara Jose Antonio.

De cara a los meses de verano, plantea un escenario complicado, pero eso no va a evitar que luche por sobrevivir económicamente: «En julio y agosto no queda otra que seguir, porque no vemos otra solución a corto plazo. Pero si la gente sigue teletrabajando y con jornadas intensivas, llegará un punto en el que dará igual si abro o cierro el negocio», ironiza el dueño de El Pinchito. Además, reconoce que una de sus camareras va a tener que seguir en ERTE porque no tiene trabajo para todas, a pesar de que ha podido abrir las terrazas, su principal fuente de ingresos actualmente.

En cuanto a una posible solución para negocios como el suyo, Jose Antonio cree que la mejor manera es por medio de la creación de bonos por parte del estado y empresas para las personas que teletrabajen, de manera que «aunque estén trabajando en casa, puedan bajar al restaurante cercano a su casa a comer».

«Con las oficinas al 25% de ocupación es muy complicado»

Para Miguel González, encargado del restaurante ‘La Artesana’, la situación es similar. Está localizado en un complejo empresarial en San Sebastián de los Reyes, Madrid, y su negocio depende enormemente de los trabajadores de las oficinas cercanas que acuden a su local a por el menú del día.

«Hemos perdido un 70% de los menús del día que facturábamos. Con las oficinas al 25% de ocupación es muy complicado aguantar», reconoce Miguel. Además, confiesa que la clientela ha cambiado, como también lo ha hecho el servicio que ofrece. «Desde que hemos podido, hemos abierto dando cafés para llevar o con comida a domicilio, y gracias a eso hemos conseguido nuevos clientes, pero va todo muy poco a poco», declara el dueño de La Artesana.

De cara al verano, tienen un horizonte de incertidumbre sobre lo que ocurrirá, pero tienen decidido que abrirán todo el mes de julio y agosto. «Para el verano seguiremos aquí, esperando a ver si poquito a poquito sube la demanda. Confiamos también en que un hotel cercano reciba turistas y nos ayude a seguir sobreviviendo», concluye Miguel.

Cuando lleguen los meses de septiembre y octubre, se reunirán los encargados y decidirán que hacer con el negocio, en función del nivel de ocupación de las empresas de su alrededor. Por último, vería con buenos ojos las ayudas por medio de bonos para consumir en bares y restaurantes: «Nos vendría muy bien. Por lo menos ayudaría a recuperar una parte».

Una nueva carta, comida para llevar y la terraza para recuperar ingresos

El restaurante Casa Moraleda, situado cerca de la calle Arturo Soria, Madrid, es otro de los negocios cuyos ingresos totales dependían en un 70% de los menús del día. Sus dueños José Payán y Jaime Moraleda sin embargo, decidieron que ante la importante caída de demanda necesitaban implementar algún cambio.

«Nuestros menús del día eran nuestro principal ingreso. Tras la cuarentena y con las oficinas cerradas, decidimos cambiar el horario de apertura y cierre, eliminando los desayunos. Esto sumado a la comida para llevar, una nueva carta y la apertura de la terraza sirve para compensar un poco«, declara Payán a 20Minutos.

En cuanto al verano, mantienen su plan del año pasado y no tienen pensado cerrar salvo una semana de agosto, pero su preocupación mayor es de cara a septiembre: «Todo depende de como vuelvan las oficinas porque dependemos de ellas. Esperamos que vuelva la actividad presencial y que nosotros podamos volver a la forma de trabajar anterior, pero está todo en el aire», afirma uno de los dueños del restaurante Casa Moraleda.

Por último, Payán deja claro que la medida de los bonos para consumir en establecimientos «es beneficioso para todos, incluso aunque a nosotros no nos toque», y reconoce que «cualquier ayuda es buena, porque hay muchos negocios en situaciones muy difíciles».

FUENTE: 20minutos.es