La temporada del Real Club Deportivo Espanyol ha acabado por enésima vez como un quiero y no puedo. Semifinalista de la Copa del Rey con una trayectoria casi impoluta y luchando por Europa hasta la última jornada, el club perico ha cerrado otra temporada de sinsabores y con una muy mala noticia: la desaparición de su principal patrocinador.

Power8, la presunta empresa proveedora de tecnología para casas de apuestas online que daba nombre al estadio de Cornellà-El Prat y ocupaba el espacio central de la zamarra del club, ha desaparecido y ha dejado un agujero negro en las cuentas del Espanyol. El boquete se debe a que la institución compensaba su fondo de maniobra negativo de 29,3 millones de euros con diferentes argumentos para justificar su estado de empresa en funcionamiento, entre ellos, la firma de un contrato de siete temporadas de 38,5 millones de los que solo ha cobrado 8,5 millones.

La situación es más que crítica puesto que el propio club lo había apostado todo a este contrato para que el club siguiera siendo viable. Fuentes oficiales reconocieron a este periódico hace unos meses que «la salida del círculo vicioso económico», es decir la situación de endeudamiento y ahogo que arrastran desde hace décadas, se produciría la temporada que viene gracias a los ingresos de la venta del naming right del estadio con Power8 (cambiar el nombre de su campo por el de la empresa) y a la renovación al alza de la venta centralizada de derechos de televisión de unos ocho millones más.

¿Cuál es el problema? El primero es que justifican su viabilidad y funcionamiento notificando y aludiendo el acuerdo de 38,5 millones equivalentes al contrato entero de siete temporadas hasta 2021, pese a que la empresa podía romperlo en la tercera temporada y sólo habían cobrado 3,3 millones a junio de 2014 -cuando se auditaron las cuentas-.

Según ha podido saber El Economista Catalunya de fuentes oficiales, Power8 pagó otros 3,3 millones al mes siguiente (julio 2014) y después ya no abonó ningún pago más hasta septiembre cuando la compañía desembolsó otros 1,9 millones, lo que hacen el montante de unos 8,5 millones en total. Este pago fue embargado por Hacienda en una renegociación que se produjo ese mismo mes por la elevada deuda que tiene el club con la administración tributaria, que asciende a 48,4 millones (el club efectuó los pagos con hacienda del pasado marzo y asegura que también lo hará el próximo junio).

El siguiente pago tocaba a principios de año, pero este coincidió con la desaparición de Power8, que cerró su oficina en Barcelona, la única que según su web tiene en Europa y probablemente en el mundo. El cierre de la oficina hizo que el club demandara a Power8 por impago el pasado febrero, cuando se les notificó un «cambio de oficina» por parte de la empresa pese a que fuentes del club aún no tienen claro dónde se la llevaron.

Power8 y su entrada en España y Europa
El Espanyol es uno de los clubes pioneros de la liga española en muchas cosas. Además de ser uno de los fundadores de nuestra competición, el año pasado se erigió como el primer club español que vendía el nombre de su estadio y sacaba una buena tajada de dicho intangible. Un ingreso extraordinario que se convertirá en un activo cada vez más rentable para los clubes de nuestro país, como ya pasa en la Premier League inglesa donde equipos como el Manchester City o el Arsenal tienen sus estadios con el nombre de las dos principales aerolíneas de los Emiratos Árabes.

La empresa con la que el Espanyol llegó a un acuerdo en junio del año pasado es Power8, nada que ver con la bebida isotónica Powerade en la que todos pensamos cuando se pronuncia el nombre. Power8 es una empresa de capital chino que teóricamente se dedica a proveer de tecnología a las casas de apuestas online. Una compañía que según dijo el propio presidente del club Joan Collet en su presentación, era «marca líder» en su sector. Sin embargo, un mes antes de la firma del contrato, Power8 no existía como tal en España ya que se llamaba London Capital Spain y se dedicaba a la compra-venta de artículos para el deporte y ocio.

Lo cierto es que London Capital tampoco fue el nombre con el que se constituyó la empresa en nuestro país. En su inicio, la entidad se llamaba Picatis Trading y tampoco era de capital chino, ya que tenía como administrador único al francobritánico Philippe Charles William Cappelle. El 18 de abril de 2013, Picatis Trading abrió persianas en la calle Tuset con un capital de 3.000 euros y su actividad poco o nada tenía que ver con las apuestas deportivas o cualquier cosa que se asemejara, pues su objetivo era la «compra, venta, importación, exportación, comercialización y distribución de toda clase de artículos para el deporte, ocio, vestidos y moda, así como complementos y accesorios», tal y como rezaba en su objeto social en el Registro Mercantil.

Pero la clave de esta historia es la llegada del empresario australiano, Bryan Leonard Cook, que se sumó como administrador solidario a finales de noviembre de 2013 y cambió el nombre de la sociedad a London Capital Spain. Este hecho coincide con la constitución de la empresa Power8 en Costa Rica que se inscribe con el nombre de Power Eight Resources en el cantón Desamparados de San José y un capital mínimo de unos 120 colonos -veinte céntimos de euro-

Bryan Cook y los 40 ladrones
El protagonista real del ‘engaño’ a priori no es Phillippe Cappelle, que era la cara visible de la compañía, sino su socio Bryan Leonard Cook, un empresario australiano residente en Suiza acusado de estafar 2.000 millones de dólares a inversores asiáticos a los que prometía dividendos muy elevados.

Pero el cargo que realmente tiene relevancia en esta historia es su puesto al mando de London Capital Associates (LCA). Esta empresa tiene sociedades en Reino Unido, Nueva Zelanda y Hong Kong, además de las Seychelles, y está acusada por el tribunal canadiense de pertenecer a una famosa estafa piramidal a nivel global. LCA tiene una empresa hermanada que cotiza en el mercado alternativo danés (GXG) conocida como London Capital (LCNZ) -de ahí el segundo nombre de Power8 en España- y que pertenece a la red de empresas Asia Finance Corporation (AFC). Este baile de siglas adquirirá sentido en las siguientes líneas, ya que Cappelle (la cara visible de Power8 España) tenía poderes y participaciones en Asia Pacific Gold Mining Investment Ltd (APGMI), otra empresa que cotiza en el GXG (registrada en Hong Kong) y que es propiedad de London Capital y, por lo tanto, también de Cook.

La relación entre ambos es evidente, falta verificar si Cappelle es una víctima más o ha pasado de ser engañador a engañado, sino es aún socio de Cook. Este barullo de sociedades y empresas forman parte de una estafa financiera a nivel global, y aunque Cook fue procesado en junio por la fiscalía de Stuttgart pasando nueve meses en prisión, aún sigue teniendo el control de la matriz y germen del engaño, Asia Finance Corporation, de la que aún conserva el total de las acciones -registrada en Nueva Zelanda-.

Cómo ‘burlar’ a Fulham, Everton y Espanyol
Una vez Bryan Cook se asocia con Cappelle a finales de 2013 en España, cambiándole el nombre a la sociedad original a London Capital Spain igual que la que presidía y registrándola en Costa Rica, Cook necesitaba un reclamo para atraer a su público favorito: inversores asiáticos preferentemente sin demasiada formación financiera. Qué mejor que tener acuerdos con grandes clubes de futbol para atraerlos sin que sopesaran mucho.

Su primer foco fue la Premier League, donde captó al Fulham, que firmó a principios de febrero de 2014 para aparecer en los paneles luminosos del campo. Tres meses después se repetió la historia con el eterno rival del Liverpool, el Everton, que tiene- Power8 como uno de sus patrocinadores oficiales. El Fulham rompió su relación contractual a finales de temporada cuando también descendió de categoría. Entre estos dos contratos, en abril, Power8 España cambió de oficinas y se trasladó de la calle Tusset a la octava planta del número 640 de Avenida Diagonal. Pero el premio gordo llegó antes de empezar verano, recién finalizada la temporada.

El 13 de junio se oficializó el contrato del RCD Espanyol con Power8. No era un contrato anodino, la relación duraría siete temporadas a razón de 5,5 millones anuales, pero no sólo por el patrocinio de la camiseta, sino también por la venta del nombre del estadio que dejaría de llamarse Cornellà-El Prat y pasaría a ser el Power8 Stadium.

No fue hasta un día antes de que se hiciese oficial el contrato con el Espanyol que Power8 no incluiría la actividad que en teoría desarrollaba como proveedor de tecnología para casas de apuestas online. Así, pasó a tener como objeto social la compra, venta, importación, exportación y comercialización de distribución de toda clase de productos y servicios informáticos, tecnológicos y de software.

Una sorpresa más aguarda en ese transcurso de días en los que se firma el contrato. Power8 registró su marca en Europa en el Ohim (Oficina de Armonización del Mercado Interior, por sus siglas en inglés) la misma jornada que se hizo oficial el acuerdo. Además, el representante legal de Power8 que figura en el registro público europeo es la firma de abogados ELS Legal LLP, que precisamente es responsable de la compilación de informes para el mercado alternativo danés (GXG) y que se encarga de evaluar si una empresa tiene los requisitos para cotizar, que además está hermanada con la empresa líder de ley china Fiscal Tai Hao At Law.

Estafa piramidal
El engañabobos de Bryan Cook era el que venía utilizando en sus otras operaciones. Gracias a la popularidad y seguridad que le permitía tener contratos con clubes como el Espanyol, el Everton o el Fulham, podía atraer a inversores de diferentes países asiáticos como China, Taiwan o Malasia para que invirtieran sumas portentosas a cambio de prometerles unos dividendos semanales en torno al 2 por ciento. Según una información de El Periódico que elEconomista Catalunya no ha podido contrastar más que por foros de afectados y mensajes en artículos relacionados con el tema, la inversión mínima era de 4.000 euros y solo se podía hacer desde Asia, nunca desde Europa.

Para dar veracidad a la estafa, en la web de Power8 se puede visionar el video de un evento para inversores asiáticos y un viaje de regalo para que vieran con sus propios ojos cómo Power8 presidía el nombre del estadio de Cornellà y no desconfiaran. Todo con el objetivo de que al volver a sus respectivos países de origen, el boca oreja hiciera el resto para seguir girando la rueda.

Según la información citada, el siguiente argumento que dio Cappelle para alargar el engaño fue recolectar más dinero con la excusa de saltar a bolsa. Poco antes del último pago de Power8 (que se produjo en septiembre), Cook fue revocado de Power8 España en agosto ya que dos meses antes había sido arrestado por la fiscalía alemana.

Ante esta situación, Cappelle se reunió el pasado enero con algunos inversores para exigirles una cuota si querían seguir dentro, algo que coincidía con la desaparición de la oficina de Barcelona, que cerró ese mismo mes. Otra de las salidas que Cappelle ofrecía a los inversores era una supuesta fusión con la empresa de turbinas eólicas inglesa, City Windmills, que también tendría sentido como un eslabón más de la cadena ya que dicha compañía está participada también por Bryan Cook. Este es el ‘final’ de Power8 España, con el impago de enero y la desaparición física de la compañía, sumada a la posterior demanda del Espanyol en febrero.

Incongruencias y un futuro incierto

Quedan muchos flecos sueltos en este caso, como cuáles fueron los acuerdos contractuales del Espanyol con Power8, quién participó o qué interventores hubo. Si bien ha podido saber elEconomista Catalunya, es que la empresa entró gracias a contactos del club. En tal caso, las intervenciones del principal accionista Daniel Sánchez Llibre, su hermano Josep y de la familia Dalmau Codina fueron claves para la consecución del acuerdo.

Fuentes del club relativizan el asunto aludiendo que se ha cobrado ya una tercera parte de la temporada que viene, con lo que tienen dinero incluso por adelantado «y esperan cobrar el resto». El club no conoce ni sabe de la existencia de Cook, pero da por descontado que podría tomar acciones penales si se comprueba que se ha utilizado el nombre del club para acciones ilícitas. Fuentes de la directiva se defienden con que tomaron precauciones acordando los pagos por adelantado al ser una startup tecnológica. Una startup que prometía 38,5 millones en siete años y que tan solo contaba con un capital social de 3.000 euros.

vía elEconomista.es.