El Ministerio de Sanidad publicó la semana pasada la Encuesta EDADES 2022 donde se recoge la bajada de un 0,5% en el índice de prevalencia del juego problemático, descenso este, qué en el dato objetivo y medible, se viene arrastrando en cifras desde mucho antes de la pandemia..


Nunca hubo una alarma social (las encuestas del CIS así lo atestiguan desde hace muchos años), ni un problema de salud pública, como ya admitió el propio Director General de Ordenación de Juego y por tanto, el punto de partida para aprobar el Real Decreto de comunicaciones comerciales sobre las actividades de juego era un escenario falso, una campaña orquestada donde no existía un interés público subyacente y se utilizó para cambiar una situación de consenso en un borrador de RD sensato para imponer, sin diálogo alguno, un criterio ideológico con sectarismo, que además favorece abiertamente a una parte del mercado de juego. Ello, por cuanto se incorporó una perniciosa asimetría jurídica en relación a la publicidad de juego entre los operadores de juego reservado, ONCE y SELAE, que siguen disfrutando del marco anterior a diferencia de los operadores privados. Vistas estas cifras de incidencia y en su desglose sobre el elemento de participación en cada juego esta situación no se debería mantener más, pues resulta claro, que ya no responde a un interés público y en términos de competencia resulta escandalosa, circunstancia ésta sobre la que ya tendría que estar tomando cartas el regulador.  

La consecuencia de mantener la cuasi prohibición de facto de la publicidad de juego para los operadores privados, favorece un sistema pernicioso que cronifica que el mercado de juego online se concentre sobre el mismo número de jugadores (seguimos alejadísimos del número de cuentas activas y nuevas de otras jurisdicciones), y haya una huida hacía el mercado no regulado, lo que incrementa riesgos y hace que cada día nuestro mercado sea más insostenible y no sea una posible alternativa de inversión para operadores y empresas en un mercado tan pujante y lleno de alternativas como es hoy en día el del entretenimiento donde cada día confluyen más elementos entorno a las experiencias en suma.

Por otra parte, en el mercado presencial produce que haya productos, como los rascas de la ONCE, producto que en términos cuantitativos y cualitativos más han crecido que, con una publicidad emocional constante y abrasiva, que no repara en límites, estén incorporando a muchos nuevos jugadores -en una oferta de juego que carece de los controles que se exigen a los operadores privados-, especialmente jóvenes, pues los rascas son el juego que más se juega en la franja de 18 a 35 años lo que parece no debe importar mucho a nuestro Ministro del ramo, que de nuevo y en este término de edad si parece preocuparle y mucho cuando se refiere al juego online y pretende imponer nuevas barreras en el futuro RD por el que se regula el desarrollo de entornos más seguros de juego.

Fuente: Rafael Andrés Alvez (Abogado: Derecho administrativo, deportivo y del juego)

Ver el Informe EDADES 2022