La reestructuración de Codere está provocando una fuerte volatilidad en la Bolsa de la compañía de juego. La empresa se liquidará, dejará de cotizar y sus negocios se trasladarán a una sociedad con sede en Luxemburgo, de la que los actuales accionistas solo tendrán una mínima parte. «La CNMV recomienda a los inversores consultar la información oficial publicada por la compañía antes de formarse un juicio y de operar en el valor», señala a CincoDías el supervisor.

Los dueños de la Nueva Codere serán los actuales bonistas de la compañía, que aprobaron la semana pasada la metamorfosis de la deuda en acciones de la nueva sociedad. Así se quedarán con el 95% del capital. Los actuales accionistas de la actual cotizada se quedarán con un 5%, que se les cambiará por efectivo. Pero el importe que recibirán es incierto, y los analistas avisan del riesgo de entrar en la acción, que se ha disparado este miércoles un 10,49% al cierre y llegar a subir más de un 20%. Esta alza se suma a la del martes del 13,7%.

Codere SA, la actual sociedad que cotiza en la Bolsa, desaparecerá como resultado de la reestructuración que arrancó el pasado abril. Pero su cotización es la diana de movimientos especulativos, con otra fuerte escalada este miércoles. La mala noticia es que el resultado del proceso para los accionistas actuales de la empresa de juego es de total incertidumbre.

La valoración del porcentaje que se quedarán los inversores de Codere SA corresponderá a la firma liquidadora que designe Codere, después de analizar el balance de la sociedad y fijar un plan de liquidación. No se beneficiarán, por lo tanto, de los eventuales planes de salida a Bolsa de los futuros dueños (los actuales bonistas), que han fijado una hoja de ruta que contempla la vuelta al mercado de la nueva sociedad antes de 2023, como publica este miércoles CincoDías. 

La capitalización actual de Codere, de unos 60 millones de euros, implicaría que el 100% del nuevo holding estaría tasado en unos 1.200 millones de euros. La valoración no casa con la evolución histórica de la actual empresa. Sin esta dura reestructuración, que ha supuesto la conversión en capital de deuda cotizada por 1.150 millones, y que necesitará de la emisión de 129 millones de euros adicionales en bonos para dar gasolina a la empresa, valía unos 300 millones de euros a cierre de 2019.