El sector de la hostelería se ha enfrentado en el último año a una dura paradoja. Impulsado por las grandes cadenas y franquicias, logró poner freno a la caída de ventas que sufría desde 2008 y cerró 2014 con un aumento de las ventas del 3,4%. Pero eso no ha sido suficiente para evitar, sin embargo, la sangría de locales, que parece no tener fin. De acuerdo con los datos que la Federación Española de la Hostelería (Fehr), 44.582 establecimientos echaron el cierre a sus negocios, frente a 39.596 que abrieron sus puertas.

La diferencia entre aperturas y claudicaciones arroja así un balance negativo de 4.986 locales menos, siendo el segmento de bares y restaurantes de comida tradicional el más castigado. Es el peor dato desde que empezó la crisis y supone que el número de cierres netos se ha disparado un 60% respecto a 2013 y se ha multiplicado por cuatro en relación a 2012. Así, a 31 de diciembre de 2014, había en España 253.074 bares y restaurantes.

Desde la patronal señalan que esos cierres se deben también en parte a que el sector «ha vivido en los últimos años una época de mucho intrusismo». Una época en la que, según dicen, muchos profesionales de otras ramas de la economía han probado suerte en la hostelería, con la apertura de pequeños establecimientos, invirtiendo las indemnizaciones que recibían tras perder sus puestos de trabajo como consecuencia de la crisis. «Desde fuera podría parecer que cualquiera puede montar un negocio hostelero y abrir un bar; pero la realidad de este sector no es tan fácil como parece», apuntan en la Fehr.

Además de ese intrusismo, el sector hostelero español sigue siendo víctima de los ajustes de precios que ha tenido que llevar a cabo para sobrevivir, del aumento de impuestos que en estos años le han afectado, como el de las terrazas, y de la todavía atonía del consumo de muchos de los españoles, que contrarresta con las prácticas habituales de los turistas.

Año electoral
Son éstos precisamente los que han permitido que la hostelería española haya cerrado 2014 con un repunte en sus ventas y los que en 2015 contribuirán a que el sector mejore al menos otro tanto la facturación lograda en el último ejercicio. No serán los únicos. Las fuentes de la Fehr consultadas por elEconomista Alimentación indican que la hostelería española mira con más optimismo el año 2015.

«Es año electoral, y se espera una mayor apertura del grifo de la financiación; es un año que ha empezado con una bajada del precio del barril de petróleo, que podría seguir bajando; y es un año en el que muchos españoles, como algunos empleados públicos, van a ir teniendo más dinero en sus bolsillos al recuperar parte de los salarios retirados durante la crisis», sostienen.

De cumplirse todas estas variables, la Federación Española de la Hostelería calcula que el sector -que incluye tanto la rama de la restauración como la de la hostelería- podría cerrar el recién estrenado 2015 con un aumento por encima del 4% en su facturación. Ese aumento, unido al 3,4% del año pasado, haría posible que se cerrase este año con unas cifras de ventas muy próximas a las de 2008, es decir, a las de antes de la crisis.

Los datos del profesor Manuel Figuerola, asesor económico de la Fehr, indican que en 2013 la hostelería facturó en España 109.080 millones de euros. Si a esa cifra se le añade la estimación de crecimiento del año pasado, la facturación del sector en 2014 rondaría ya los 113.000 millones de euros.

Si se cumplen además todas las previsiones para este ejercicio, las ventas alcanzarían los 117.500 millones de euros, una cifra que estaría ya muy próxima de los 118.391 millones de euros facturados por el sector en el ejercicio 2008.

Ahora bien, independientemente de las ventas de los bares y restaurantes en España, desde la Fehr apuntan que el ajuste de locales podría no haber terminado, ya que las condiciones macroeconómicas del país siguen afectando a los negocios más pequeños.

Negocios pequeños
Y hay que tener en cuenta que el 95% de los negocios de este sector tienen menos de 10 trabajadores y de ellos el 45% ni siquiera cuenta con ningún empleado. Se trata de microempresas que dependen exclusivamente de los autónomos. Además, los bares son los establecimientos más numerosos en el conjunto de la hostelería, que es un segmento con un problema estructural de exceso de oferta agudizado ahora por la crisis.

En concreto, en 2012, había 197.391 establecimientos de este tipo, descontando los restaurantes, que tuvieron una producción de 51.363 millones de euros, lo que representa el 43% del total de la hostelería, según los datos del último estudio Los Sectores de la Hostelería en 2012, realizado por Manuel Figuerola. Estos cerca de 200.000 bares en un país con 47,2 millones de habitantes, supone un negocio de este tipo por cada 235 habitantes. Eso sí, la ventaja de este segmento es que pese al descenso que se ha producido en los últimos años, su facturación había crecido, y no poco, en los años anteriores a la crisis. En total, ese crecimiento fue desde 2000 hasta 2008 de un 47,5%.

El conjunto de la hostelería, compuesto además de por los bares, por los restaurantes, cafeterías y hoteles, suma, según el estudio, algo más de 300.000 establecimientos, con una producción de 119.823 millones de euros. Prueba de la importancia del sector es que da empleo a 1,32 millones de trabajadores y que está estrechamente ligado al turismo, otro de los motores de la economía.

Fuente: eleconomista.es