La modificación legislativa que ayer anunció el Consell y que permitirá jugar al bingo en centros de jubilados con un premio máximo de cinco euros fue negociada con los empresarios del sector. La patronal aceptó el cambio de la norma fundamentalmente por dos motivos. Por un lado, limpiar su imagen. «Parecía que estuviéramos en contra de los jubilados», apunta Julián Sánchez, presidente de Ejuva, entidad que agrupa a más de una veintena de salas. Y, por otro, porque la aplicación efectiva de la ley confían en que sirva para terminar con partidas clandestinas. «Lo que no podía ocurrir es que se celebraran bingos donde los premios podían rondar los 200 euros o incluso una cantidad superior».
Sánchez regenta un bingo en Benetússer. «Yo he escuchado gente que decía: ‘Vamos al hogar de los jubilados, que dan más premios’». Y lo anterior pese a que estaba prohibido jugar con dinero. Los empresarios lamentan este tipo de competencia desleal, ajena al control administrativo. «No pagan impuestos ni personal», subrayan. No hay que olvidar que la Generalitat percibe una importante cantidad por cada cartón -legal- vendido.
La ley, si realmente se hace cumplir, «puede suponer el fin de la clandestinidad de muchos locales». Aclaran desde el sector que los grandes beneficiados de esta actividad ilegal no eran los usuarios de los centros de mayores sino personas de fuera que organizaban las partidas y obtenían unos suculentos beneficios. Esto queda prohibido en la modificación de la Ley del Juego.
Sánchez informó de que durante los últimos años han denunciado 150 locales que organizaban partidas de bingo. «Eran hogares de jubilados, pero también casales, unas entidades que quedan fuera de la regulación del sector», señalan. Entre los denunciados había incluso un restaurante chino que organizaba partidas de bingo.
El sector del juego no se ha librado de la peor cara de la crisis. El gasto en ocio es claramente prescindible para el usuario. «A esto hay que añadir que el 80% de nuestros clientes son jubilados». Y muchos han tenido que dedicar un pellizco de sus pensiones a colaborar en la economía de las familias de sus hijos.
La patronal de los bingos entendió que era necesario un acuerdo con los centros de jubilados y poner fin al enfrentamiento que mantenían con los pensionistas. Por otro lado, los jubilados ven satisfecha una de sus reivindicaciones de los últimos años. En alguna ocasión incluso se llegaron a tramitar multas administrativas contra ellos.
Los bingos mantienen cierta esperanza en que esta regulación permita aumentar o al menos frenar la caída constante que sufren las salas desde hace algunos años. Ahora, el importe de los premios sí que resultará, en todos los casos, más atractivo que los de otros establecimientos. «Nosotros estamos a favor de todo aquello que esté controlado», insiste el máximo responsable de la patronal. Los hogares de jubilados podrán organizar partidas siempre que el premio no sobrepase los cinco euros y nadie se lucre. Además, sólo se podrá jugar durante cuatro horas de lunes a viernes y una menos el fin de semana.
Fuente: lasprovincias.es