Trescientos cartones jugaron desde sus ventanas vecinos de la Costa da Tapia hasta que otro se cansó de tanto número y los denunció, motivando la intervención de la policía para suspender el juego

Todo iba bien. ¡El 7! ¡El 38! ¡El 68! ¡El 13!… Hasta que un vecino se hartó del bingo vecinal y pensó en otro número: ¡El 092! «Los agentes se presentaron en mi casa y, la verdad, fueron muy amables. Entiendo que ellos tienen que hacer su trabajo. Dijeron que una persona había denunciado porque estábamos molestando y que teníamos que dejar de cantar números.

Eso sí, nos dijeron que pasada media hora podíamos poner música como siempre», relata Juan, uno de los promotores del bingo de la parte alta de la Costa da Tapia, en la zona del Supercor. Las sesiones comenzaron el viernes y participaron vecinos de varios edificios, incluso algunos de los inmuebles de enfrente de la casa de Juan. «Un montón de gente. Llegamos a los 300 cartones e íbamos haciendo un seguimiento por un grupo de WhatsApp de los números que iban saliendo», informa. Para extraer las bolas no utilizaron ningún programa informático, como sí hicieron en otras zonas de la comarca.

«Utilicé un bingo vintage que tenía en casa, de los de manivela», aclara. Por si hubiese alguien con problemas de oído en la costa da Tapia se valió de un micrófono conectado a un equipo de sonido para ir anunciando los números de la suerte. Así el viernes, el sábado y el domingo hasta que un vecino notó que tenía la cabeza como un bombo. «Seguro que se enfadó porque no cantó ni una línea ni un bingo», apunta Juan sonriente.

Porque en realidad de lo que trataba era de divertirse, de pasar un rato agradable. De hecho no había más premios que las risas. Pero a un vecino de la zona tres días de bingo se le hicieron cuesta arriba. «Fue gracioso y un poco frustrante el final», se lamentan los bingueros.

Fuente: lavozdegalicia.es