El Casino Cirsa Valencia instruye a 24 alumnos en los conocimientos y las habilidades de los crupiers de póker. Los propios empleados de la empresa se encargan de enseñar la forma de repartir las cartas, mover y contar las fichas, dar los turnos de palabra a los jugadores… Es la «cantera» de crupiers de la casa.

Recoge, baraja, corta, reparte… Antonio Santiago lleva toda la tarde con las cartas en la mano, con el tiempo justo para mirar de reojo los montones de fichas que se apilan en la mesa y hacer un recuento. Tiene 29 años, está en el paro y le gustaría ser crupier de póker. Por eso es uno de los 24 alumnos de la Escuela de Crupiers del Casino Cirsa Valencia, abierta hasta el 6 de marzo con el fin de formar a crupiers de póker de círculo „en la especialidad Texas Hold´em„.

Junto a Santiago y sus compañeros, Édgar Seguí explica algunos de los secretos de los naipes. Es uno de los profesionales del casino que está al frente del curso. «Les enseñamos todo lo que deben hacer desde que se sientan en la mesa: la manera de contar y mover las fichas, el manejo de la baraja, de los utensilios que gastamos, la dinámica del juego… Los crupiers tenemos que saber jugar para seguir la partida y no perdernos», comenta Seguí.

Pero, ¿cuál es la función del crupier en una partida? «Se encarga de aplicar las normas del juego, en este caso del póker. Es el árbitro, una especie de moderador. Reparte las cartas, está pendiente de que los jugadores hablen cuando deben, de que hagan sus apuestas en su turno, de llamarles la atención cuando lo hacen de forma incorrecta… Todo eso puede influir en los demás jugadores», apunta Gregorio Calvo, subdirector de Juego del casino y máximo responsable del área de Póker.

Aunque parece sencillo, los candidatos deben reunir dos requisitos indispensables: destreza con las manos y velocidad con la mente. «Lo más complicado es saber compaginar la agilidad mental con la manual. Es decir, conseguir que la cabeza y las manos funcionen al mismo tiempo, pero por distinto camino. Eso se practica en la escuela», afirma Calvo, quien defiende que no hace falta ser un buen jugador para ser un buen crupier. «No es preciso ser buen futbolista para ser buen entrenador», concluye.

Cuando acaben las clases, los alumnos más aplicados de la Escuela del Casino Cirsa Valencia colaborarán con la empresa puntualmente, sobre todo en los grandes torneos, cuando se necesita un refuerzo de la plantilla para abarcar una gran cantidad de mesas. Así, el casino se ha creado su propia «cantera» de crupiers. «Es una tradición en los casinos porque siempre es preferible formar a tu gente. Más en este ámbito, en el que no hay una formación reglada. No hay crupiers titulados», destaca el subdirector de Juego.

En la sala de la Escuela predomina la gente joven „estudiantes o parados„ y aficionada al póker. «Con el ´boom´ del juego online la mayoría sabe de qué va esto. Cuando yo empecé sólo sabía lo que era una baraja española», señala Seguí.

Fuente: http://www.levante-emv.com/sociedad/2015/02/22/lecciones-repartir-suerte/1229268.html