En poco más de 15 años, el número de apuestas semanales ha pasado de 20 millones a tres.
Cada semana, Joaquín Ruano dedica unas 15-20 horas a rellenar La Quiniela. El 1X2 forma parte de su vida desde que su padre logró «un 13 impresionante» hace casi 60 años. Desde entonces, su atino jugando ha dado varias alegrías a su peña La Caja de Pandora. La mayor, más de 1,2 millones de euros en la 08-09 tras apostar 3.334. Es la voz de la experiencia: «Tengo 70 años y llevo 55 años en esto».
Para Carles Agulló, fundador de la peña Quinieláticas, la alquimia está en las matemáticas, no en el boleto de cada jornada: «No cambiaré ni una coma del algoritmo que me da la combinación que jugamos en la peña». A través de sus más de 160 vídeos de YouTube y en el resto de plataformas avisa de que solo ganarán dos de cada diez veces. Una de ellas llegó hace poco, un pleno al 15 a principios de noviembre de más de 400.000 euros, celebrado con emojis de champán en su canal de Telegram.
Ruano y Agulló están en las antípodas en sus métodos, pero a ambos les une la pasión por un juego que ha decaído ante el auge de las casas de apuestas. Entre 2008 y 2024, la recaudación media semanal de La Quiniela ha descendido casi el 80%: de rozar los diez millones de euros en la temporada 08-09 a 2,2 el curso pasado, según los datos facilitados a Relevo por Loterías y Apuestas del Estado tras una solicitud de acceso a la información pública. En la temporada 24-25, hasta octubre, superaba por poco los dos millones de media. El promedio de apuestas ha pasado casi de 20 millones a menos de tres millones en el mismo período. Loterías y Apuestas del Estado no ha respondido a varias peticiones de Relevo para incluir su punto de vista en este reportaje.
«Hay muchas menos peñas y las que hay juegan menos», explica Eduardo Losilla. Su familia fue pionera en la creación de peñas quinielísticas y él dio un paso más allá: a través de su web (eduardolosilla.es) creó el directorio nacional de peñas, democratizó el cálculo de combinaciones a través de un programa informático gratuito y facilitó las gestiones a peñas como las de Ruano y Agulló. Ahora ve que nada es como antaño. «Hoy no solo hay más loterías, sino que a La Quiniela le salieron muchas más apuestas deportivas donde pones dinero solo por un partido, un resultado o por quién marca un gol», dice.
Ruano lo tiene claro: «A la clientela le hacen mucho daño las casas de apuestas». «Tú ves los boletos que mandan a las administraciones semanalmente y los tienen que tirar todos. La gente no juega», continúa. Para el fundador de La Caja de Pandora, este juego es ahora «el resultado de unos sistemas que están obsoletos y anticuados». «La Quiniela está en la UVI», sentencia.
El impacto de las apuestas online
Losilla evidencia con sus palabras el cambio de hábito con las casas de apuestas: «Si hoy hay un partido, me saco el móvil, apuesto que gana uno u otro, y aquí empiezo y aquí acabo». Esto repercute, según él, en que «la tensión del momento y la ilusión las controlas en el tiempo». La parte social también cambia, según el gestor: «Antes, con La Quiniela tú un fin de semana te podías juntar con gente para seguir los resultados, porque el boleto lo tienes ya relleno. Ahora con las apuestas deportivas tú te puedes juntar con gente para apostar en ese momento».
En la 2011-2012, el gasto de los aficionados en las casas de apuestas superaba por poco al de la Quiniela (15,43% del gasto total en fútbol frente al 13,18%), según el informe del impacto socio-económico del fútbol profesional realizado por KPMG. Diez años después, la diferencia es abismal: casi la mitad de su dinero va a las apuestas online (42,92%) y apenas dedican el 2% a la Quiniela (2,28%).
Para Ruano, el calendario también influye de forma negativa. «La gente de la calle se vuelve loca», según él, por cómo se distribuyen los partidos de ciertas jornadas a lo largo de la semana. Esto afecta a la emoción, según Losilla: «Como no se cuadran los partidos en su conjunto, tú no tienes las probabilidades abiertas durante solo un espacio corto de tiempo, sino que los tienes tan desparramados en tres días y si falla el partido el sábado al mediodía ya te han quitado la ilusión para el resto de días de la jornada».
Los quinielistas mencionan más causas de la caída. «Mucha gente quiere acertar más que ganar, y una y otra no siempre van de la mano», apunta Agulló. «En la Quiniela puedes acertar diez o incluso 11 resultados y no cobrar nada, porque hay tanta gente que ha puesto los mismos signos que el reparto del premio cae por debajo del mínimo», argumenta. A los que se quedan les toca lidiar con la burocracia: Losilla se queja de que ahora solo se pueden cobrar premios mayores de 2.000 euros en dos bancos y con poder notarial para hacerlo en nombre de varios.
Los cambios en el pleno al 15
Tampoco ayuda que acertar el pleno al 15 sea más difícil que antes. Hasta 2014, funcionaba como el resto de La Quiniela: había que acertar el resultado (victoria local, empate o victoria visitante). Desde la temporada 2014-2015 hay que acertar también los goles. Eso se ha traducido en el número de acertantes: el tope desde el cambio son los 690 acertantes de la 14-15, cuando antes se contaban por miles a lo largo de la temporada.
Fuente: relevo.com