La industria de apuestas deportivas toma vuelo en América Latina, a pesar de las pausas en las competiciones por la pandemia. Por ahora, solo Colombia ha regulado este tipo de actividades y tiene su porción de este lucrativo negocio, cuyo potencial en la región es enorme.
Publicidades de Betcris, Bet365, Latinbet, Betway, 1xBet, Bwin, MarathonBet y otras decenas de marcas de casas de apuestas deportivas se repiten de forma constante en las camisetas de equipos, paneles de los estadios y en cualquier transmisión deportiva.
Ya sea como auspiciador oficial de un evento o como anunciante de la transmisión televisiva, no hay competición que esté exenta de esta ola apostadora. La Copa América, la Eurocopa, Wimbledon, Fórmula 1 o las ligas locales y muchos otros eventos de menor categoría son parte de la carta que se les ofrece a los jugadores para “vivir la adrenalina” del juego.
Las apuestas deportivas en línea son una pujante tendencia a nivel global, que crecerá 9,7% en los próximos cuatro años, alcanzando los US$ 106.250 millones, según la firma de investigación Technavio. Y si bien se trata de un fenómeno más nuevo en América Latina, ha sido especialmente desarrollado en otros mercados, considerados como referentes en esta industria.
Entre los casos más cercanos a América Latina está España, un país donde rige la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), y en el que se estima que el juego online mueve cerca de € 20.000 millones al año (US$ 23.595,7 millones). Esto significó un 0,9% del PIB total del país en 2019, año en el que cerró con cerca de 1,3 millones de jugadores activos.
Según las cifras reveladas durante 2020, en medio del apagón deportivo por la pandemia, el margen bruto de los operadores en el país ibérico creció 17% entre abril y junio, en comparación con el mismo periodo de 2019, lo que supuso un total de € 208,8 millones (US$ 246,34 millones).
En el caso de América Latina, aunque no existen cifras que permitan saber al detalle la magnitud de esta industria, su evolución es promisoria, y la pandemia ha favorecido su avance. Fernando Garita, director de desarrollo de negocios de Betcris, una de las plataformas con presencia en múltiples países de América Latina, explica que la tendencia para el mercado regional muestra un crecimiento sostenido hacia el consumo de apuestas deportivas y otros juegos en línea, en especial en el escenario actual en el que muchos jugadores decidieron pasar de la modalidad presencial a la online. Todo esto en un contexto donde la facilidad de acceso se ha incrementado con canales como computadores, tabletas, consolas o móviles compatibles con estos sistemas.
Garita estima el potencial de América Latina de más de 640 millones de “jugadores” y asegura que el patrón de consumo de loterías y bingos tradicionales poco a poco ha ido migrando a canales electrónicos u online. Esto, sumado al gusto generalizado por los deportes, llevó a Betcris, que opera y es regulada bajo la licencia de Juegos de Malta, a iniciar operaciones en nuestra región en 2006 con 23 empleados. Hoy, revela el directivo, son más de 1.000 miembros en todo el mundo, con 140 personas trabajando en su base de operaciones en Costa Rica.
Las apuestas en América Latina
Las cifras de Colombia, de hecho, corroboran el potencial de esta industria en la región. Coljuegos, la entidad gubernamental creada para administrar los juegos de suerte y azar en el país, informó que en 2020 las apuestas por internet superaron los 8,3 billones de pesos en ventas (unos US$ 2.256 millones), es decir, un 73% más de lo registrado en 2019. Pese a la suspensión de múltiples competencias por la pandemia, las apuestas deportivas representaron el gran elemento contribuyente al sector, con el 85% del total recaudado.
Los premios para los jugadores, por su parte, llegaron a 7,7 billones de pesos (unos US$ 2.093 millones), lo cual equivale a un retorno al jugador cercano al 93% del total de las apuestas, un indicador que avaló lo ventajoso que se ha convertido esta actividad para los usuarios.
Los números también son positivos para el Estado, pues a través de las 3,7 millones de cuentas activas en el país, se logró recaudar 393.827 millones de pesos en 2020, unos US$ 102,3 millones.
Y la tendencia no parece tener freno, pues de acuerdo con el presidente de Coljuegos, César Valencia, en los cuatro primeros meses de este año el sector ha registrado ventas totales por 5,17 billones de pesos (US$ 1.392 millones), lo que significa un crecimiento del 54% frente al mismo periodo de 2020. Con todo esto, el Ministerio de Hacienda preveía el mes pasado que los juegos de suerte y azar aporten 6% al crecimiento de la economía del país en 2021.
Sin embargo, la realidad dispar de América Latina se grafica, por ejemplo, con el caso de Chile, un mercado donde los juegos de azar en línea no están regulados como tales, salvo algunas excepciones concretas para ciertas entidades.
«Dada la falta de regulación en la gran mayoría de los países latinoamericanos, se trata de un mercado inmaduro. Esto significa que todo está por hacer. También, y quizás como consecuencia de la pandemia, se aprecia una demanda ansiosa, que consume lo que encuentra«, reflexiona Francisco Javier Leiva, exsuperintendente de Casinos y Juegos en Chile (2005-2012).
Consciente de este vacío, en enero de este año, el Ministerio de Hacienda de Chile informó que ingresará al Congreso proyectos de ley que buscan modernizar y flexibilizar la industria de casinos de juego y sus operaciones en el marco de la pandemia y de la nueva realidad de la industria, resguardando los intereses del fisco en la materia.
Y la Superintendencia de Casinos y Juegos (SCJ) explicó a AméricaEconomía que se considera un proyecto de ley que regule el desarrollo de los juegos de azar en línea en el país, los que hoy no pagan impuestos, y que incluye las apuestas deportivas y juegos de casino en línea y otros juegos con apuestas. Generar un mercado competitivo, resguardar la fe pública, proteger la salud y seguridad de los jugadores, aumentar la recaudación fiscal y transparentar los orígenes y el destino de los recursos obtenidos a través de estas plataformas son parte de los objetivos compartidos por la entidad.
Según calcula Leiva, para Chile se puede estimar que el «win» del juego online, es decir, las ganancias para los operadores alcanzarían los US$ 425 millones en cinco años en un mercado regulado y estabilizado.
De igual forma, el analista chileno cita a Perú como caso contrario al colombiano. Y es que mientras que en el país cafetero las compañías deben aportar el 15% de su ganancia al Sistema Subsidiado de Salud de Colombia, en el país inca el juego no está regulado, aunque es considerada una actividad económica lícita. “Esto explica por qué hay más de 17 casas de apuestas que utilizan esa jurisdicción como base de sus operaciones. En 2019 se estima que se generaron más de S/ 2.500 millones (unos US$ 625 millones), con alrededor de 150.000 apuestas diarias”, agrega Leiva.
Además de Betcris, Strendus es otra de las plataformas que pretende aprovechar los procesos de expansión de América Latina. Surgida en 2018 como una de las marcas del grupo de origen mexicano Logrand Entertainment Group, opera al día de hoy en el país norteamericano, incursionando en el mercado de juegos, apuestas y entretenimiento en formato digital.
Aunque está en sus planes crecer a nuevos países de la región, no ven a América Latina como un solo bloque. «Son países distintos, con culturas, públicos y usuarios con preferencias propias, que requieren estrategias diferentes«, indica Lenin Castillo, director de operaciones en línea de Logrand Entertainment Group.
«América Latina ha sido descrita como una ‘tierra de alto potencial’ para los operadores de juego online. Si bien solo unos pocos países han legalizado y regulado el sector, estos ya experimentan un crecimiento estable. Los que aún no han dado el paso esperan hacerlo en los próximos años. Dado que, generalmente, es un mercado sin explotar, el potencial es inmenso para las casas de apuestas deportivas, los casinos y otras formas de apuesta”, comenta el representante de Strendus.
Para confirmar ese “increíble potencial de crecimiento” se apoyan en estimaciones que calculan aumentos para el sector del 20% interanual en la región, con ingresos superiores a los US$ 7.000 millones para finales de 2021.
El gran desafío de la regulación
Luis Ayestarán, socio fundador de la consultora internacional Betpertise, ratifica las cifras de crecimiento cercanas al 20% para el mercado latinoamericano, aunque cita ingresos mayores al cierre de 2021, estimados en US$ 10.000 millones. Sin embargo, matiza esta tendencia, considerando que la pandemia no deja ver un horizonte claro o una cuantificación confiable.
Para el también consultor de la Asociación de Loterías Estatales de Argentina, la etapa de nacimiento del sector invita a poner atención en no cometer los errores de mercados desarrollados, como el europeo. «Considero que la falta de planificación en desarrollo del sector de apuestas online, sumado a las exigencias que trajo la pandemia, provocaron que los países o entes reguladores otorgasen licencias en forma caótica, sin un estudio profundo de la temática, elaborando regulaciones con vacíos legales, reglas poco claras y muy poco integrales«, sostiene Ayestarán, quien asegura que la pandemia obligó a crear estos mercados sin el tiempo ni la experiencia adecuada para un desarrollo eficiente de las reglamentaciones. Con esto, el consultor de Betpertise prevé que los principales desafíos son las regulaciones de otorgamiento de licencias, su ámbito de aplicación, el acceso a medios de pago electrónicos confiables y consolidados y, por último, una clara legislación de combate del juego ilegal.
Para Ron Mendelson, quien acumula más de 20 años de experiencia en el iGaming, concepto que reúne al conjunto de juegos de casino que existe en internet, la situación regulatoria se divide en aquellos mercados que están regulados y los que no. En ese sentido, considera que los reguladores latinoamericanos aún buscan los niveles de regulación apropiados, aunque sostiene que las reglas son razonablemente claras, por lo que las operaciones sí son viables y ven a la región llena de oportunidades para emprendedores creativos.
«Mientras los operadores se apeguen y mantengan las buenas prácticas que se han definido a nivel internacional, no hay razón para esperar que tengan que afrontar problemas regulatorios serios«, comenta Mendelson, quien se desempeña como director de Fast Offshore, una empresa radicada en Costa Rica que ofrece servicios de consultoría corporativa a compañías internacionales.
En tanto, Francisco Leiva, la exautoridad chilena de Casinos y Juegos, considera que no puede obviarse que pese a todo el potencial de crecimiento -hasta exponencial en algunos casos- en materia regulatoria estamos muy atrasados respecto a Europa: «Debido a la falta de mecanismos de control y regulación por parte de los gobiernos, se está perdiendo mucho del potencial de esta industria«, dice.
Por eso, añade: «Estoy convencido de que tenemos una oportunidad para regular el juego online, no solo porque se trata de una realidad de la que hay que hacerse cargo, sino que también porque genera ingresos fiscales. Además, es una fuente de empleo y que fomenta el desarrollo vertical, ya que no solo está limitado al mercado de los operadores de juego online, sino que también permite el desarrollo del mercado de proveedores de tecnología para esa industria«.
Tierra de oportunidades y exenciones fiscales
Leiva, quien se desempeña actualmente como consultor independiente en el ámbito del juego, advierte otra consecuencia de la falta de regulación. En la mayoría de los países ha provocado que la oferta sea cubierta por operadores off shore, es decir, empresas que tienen licencias de alguna jurisdicción como Curazao, Malta, Jersey, Isla de Man y, luego ofrecen sus productos en línea en países que carecen de regulación. Esto explica, en gran parte, el aumento de publicidad de estos sitios en nuestra región, pues la competencia en un mercado joven como este radica en darse a conocer.
Estos oferentes off shore, validados por alguna licencia en alguna de las jurisdicciones mencionadas anteriormente, logran operar en países como los latinoamericanos ya que entienden que al no existir regulación no están vulnerando ninguna normativa. Sin embargo, si desean operar en jurisdicciones que tengan regulación, gran parte de ellas se ciñe a ese marco y tramitan la licencia correspondiente. Esta es otra razón para que los países dicten regulaciones.
En consecuencia, tomando como ejemplo el caso de Chile, al no existir legislación que prohíba este tipo de actividades, no existen bloqueos desde los proveedores de internet (ISP) ni de pagos, por ejemplo, por lo que la operación de las casas de apuestas es relativamente segura.
Luis Ayestarán alude al panorama actual de las licencias legales, que deben competir con las ilegales o grises, sin una clara protección de derechos adquiridos ni brindando seguridad jurídica a las inversiones. Por eso, el director de Betpertise sostiene que las empresas que operan en paraísos fiscales no deberían poder funcionar: “Creo firmemente que debería existir una decisión global de combatir a estas empresas y más con las herramientas tecnológicas que hoy se cuentas donde claramente se podría realizar el bloqueo de dichos portales ilegales o grises sin ningún inconveniente”.
Plataformas populares que han ganado terreno en América Latina como Betsson, Betmotion, Coolbet, Wplay, Rushbet y los locales Rojabet, Inkabet y Latribet fueron contactadas pero no atendieron la solicitud de AméricaEconomía para este reportaje.
Respecto a esta disyuntiva, Ron Mendelson no ve problemáticas en la constitución de estas empresas o su operación en centros financieros y zonas francas por sus beneficios fiscales. “De hecho, países de Latinoamérica podrían considerar crear o expandir sus zonas de libre comercio para atraer este tipo de negocios, los cuales crean nuevos empleos y ayudan al crecimiento de las economías locales”, sostiene.
Consultados por la regulación, desde Betcris consideran que es algo positivo que esté iniciando, “siempre y cuando se entiendan los modelos de negocio y características de lo que se regula”, en un trabajo conjunto entre Gobierno y privados. En ese sentido, valoran lo que rige en Colombia, al elaborar un marco regulatorio con los principales aspectos y habiéndose acercado a operadores, asociaciones y entidades de protección al consumidor.
Esports, una nueva fuente de ingresos para apuestas
Pensando en el futuro de este negocio, alentando aún más su desarrollo, los expertos coinciden en una creciente fuente de ingresos que atraerá además a nuevos usuarios para las casas de apuestas.
“De momento, y a nivel general, las apuestas deportivas en línea aún dominan el mercado. Sin embargo, los esports y varios juegos de casino han experimentado un crecimiento impresionante. Un grupo dentro de la industria predice que las apuestas en esports excederán las apuestas deportivas en el futuro”, dice Ron Mendelson, de Fast Offshore.
Ayestarán explica que esta situación se propicia porque se ve a los esports y las apuestas deportivas como un puente para llegar a un público al que hoy no se puede acceder: gente joven, fresca y fanática de la tecnología. “Cada vez son más las marcas que se quieren involucrar en este novedoso negocio, donde el target principal son los jóvenes que ya no consumen medios tradicionales”, complementa.
Apostar por el equipo ganador en alguna de las múltiples competencias de deportes electrónicos, vistas por millones de usuarios en estos días, ya ha significado un bálsamo para el sector.
El segundo trimestre de 2020 significó una baja de casi el 80% del volumen total de apuestas para Strendus. Este impacto derivado de la pandemia y la cancelación de eventos deportivos en todo el mundo, los llevó a acelerar la búsqueda de nuevos mercados como, por ejemplo las ligas de realidad simulada (SRL, por sus siglas en inglés), que ofrecen simulaciones de encuentros deportivos de tiempo completo, incluyendo faltas, tiros de esquina, fuera de lugar, etc.
“Virtuals, que contiene juegos simulados que ocurren de forma rápida para colocar apuestas deportivas, esports donde se puede realizar apuestas a juegos como League of Legends, Dota2 o Counter Strike. Todo este contenido dio soporte para subir el volumen de apuestas a un 30% del volumen que se tenía a principio de año”, señala Lenin Castillo, de Logrand Entertainment Group.
“Los esports van a empezar a tener más espacio. El hecho que ya estén participando clubes de fútbol, nuevos jugadores que no son de la industria, deportistas importantes, grandes agencias y medios de comunicación, da un impulso importante”, dice Lenin Castillo, de Strendus.
El mercado de las apuestas deportivas en América Latina aún está en configuración. Pero se trata de una muy acelerada donde la competencia se acrecienta ante la facilidad de entrada de actores globales, otros regionales y los locales.
Según Fernando Garita, de Bectris, “lo interesante del mercado actual o tendencia es que se están especializando mucho las empresas en algunos productos y posteriormente se asocian comercialmente con otras, dando al consumidor final un producto de muy buena calidad en general”. Por eso concluye: “Los proveedores de no muy buena reputación o de un producto no competitivo, definitivamente en algunos años quedarán desplazados”.
Definitivamente, llegó la hora de que estos operadores sientan la adrenalina de su propio juego.
Apuestas al alza
Jugar en las casas de apuestas digitales, además de suerte, requiere de cierta analítica y expertise, que está dando origen a nuevos actores, que dan cuenta del interés que está despertando esta industria. Ese es el caso de Agustín Tafur (Lima), quien administra hoy tres grupos de pronósticos en redes sociales con más de 150.000 usuarios y a quien a diario piden recomendaciones y comparten sus jugadas y referencias, y que conoce bien hoy el perfil del jugador peruano.
Según el analista de sistemas, que hoy por hoy trabaja desde casa, la mayoría de los usuarios de estos servicios apuestan, “sin problema”, entre US$ 100 y US$ 120 a la semana. En su caso, ha llegado a jugar hasta S/ 4.500, es decir, más de US$ 1.100, en una apuesta que resultó a su favor. ¿La negativa? Una jugada de S/ 2.500 (US$ 620). Mientras que entre las más grandes que ha visto en su grupo, relata haber visto apuestas de hasta S/ 10.000 (US$ 2.500).
Fuente: americaeconomia.com