Con 36 casinos y tres más que se abrirán en los próximos meses, Macao es la meca del juego en Asia. Sus ingresos, que alcanzaron el año pasado los 28.800 millones de dólares (25.715 millones de euros), superan cuatro veces y media a los que tienen los 42 casinos de Las Vegas, que recaudaron 6.300 millones de dólares (5.625 millones de euros).
Pero la economía de esta antigua colonia portuguesa, que fue devuelta a China en 1999 y es el único lugar del país donde el juego es legal, se contrajo un 20,3% con respecto a 2014.
A pesar de tan drástica caída, Macao siguió recibiendo un número similar de turistas (por encima de los 30 millones de visitantes) y, en un caso digno de estudio, no sufrió un aumento del paro, que se sitúa en el 1,9%. El motivo es que la disminución de los ingresos de los casinos, que en mayo volvieron a bajar un 10% por 24 meses consecutivos, se debe al fin de las apuestas millonarias que antes efectuaban los magnates venidos desde China. Desde que el presidente Xi Jinping intensificara a mediados de 2014 los controles de capital dentro de su campaña anticorrupción, los millonarios chinos han dejado de jugarse el dinero en los casinos de Macao.
«Las apuestas VIP aportaban antes el 71% de los ingresos de los casinos. Ahora han bajado al 54%», explica a ABC EMPRESA Zeng Zhonglu,profesor del Centro de Enseñanza e Investigación del Juego de Macao, una escuela oficial que depende del Instituto Politécnico de la ciudad. Según desgrana, «más del 90% de los que participan en dichas apuestas son empresarios de China que se juegan cientos de miles de dólares en cada mano y pueden perder más de un millón en una noche».
Red de intermediarios
Para ello, cuentan con una red de intermediarios («junkets») que les adelantan el dinero cuando llegan a Macao y les organizan partidas privadas en salas alquiladas a los casinos, donde las apuestas mínimas empiezan por 100.000 dólares de Hong Kong (11.500 euros) y cada noche se juegan auténticas fortunas entre densas nubes de humo. «En Macao hay registradas 200 organizaciones de intermediarios, pero existen muchas más que no son oficiales y tienen contactos con las tríadas y otros grupos mafiosos para recuperar sus préstamos a los jugadores», detalla el profesor Zeng, quien asegura que «en ocasiones recurren a métodos al margen de la ley, como amenazas o secuestros». Antes, los magnates o cuadros del Partido Comunista que no saldaban sus deudas con los «junkets» de Macao acudían a sus «guanxi» («contactos») en el Gobierno chino o la Policía, pero ahora no pueden hacerlo debido a la campaña anticorrupción, ya que serían denunciados.
Para cubrirse las espaldas, los intermediarios se llevan un 1,25% de comisión de cada apuesta VIP mínima y se calcula que al año ganan unos 8.000 millones de dólares (7.150 millones de euros). Como bien reza la máxima del juego: a más riesgo, más beneficio. Pero, a veces, hay agentes que huyen con el dinero de sus clientes dejando a sus organizaciones en una situación más que comprometida.
«Aunque la tendencia es diversificar el negocio e incluir espectáculos de turismo familiar, las apuestas siguen aportando más del 90% de los ingresos de los casinos», calcula el profesor Zeng, quien destaca la preferencia de los jugadores por el bacarrá, por encima del póker, la ruleta o las máquinas tragaperras. De las más de 6.000 mesas de juego que funcionan en los casinos de Macao, la mayoría son de bacarrá, los naipes favoritos también en las apuestas VIP. El año pasado, el 63% de los 25.500 millones de dólares (22.787 millones de euros) que reportó el bacarrá procedían de las salas VIP, mientras que el resto (37%) lo aportaban las mesas donde apuesta la masa del público. Para el futuro, la tendencia es que ambas queden igualadas al 50%, augura el profesor Peter Tcheong, otro experto del Centro del Juego.
A su juicio, «todavía hay margen para que el juego y la economía sigan bajando porque el Gobierno de Macao tiene bastante dinero gracias a los impuestos que cobra a los casinos». El año pasado, estos aportaron el 80% de los 19.300 millones de dólares (17.290 millones de euros) que alcanzó la recaudación fiscal, a la que se suman las licencias por las mesas de juego. Todo ello a pesar de que sus ingresos cayeron un tercio por el impacto de la campaña anticorrupción en las apuestas VIP y la ralentización de la economía china.
La banca aún gana
«La situación no es tan mala como tras la crisis de 2008, cuando se pararon las obras de los nuevos casino», relativiza Buddy Lam, vicepresidente asistente del Grupo Galaxy. Aunque reconoce que «han caído las ventas de las tiendas de lujo de los casinos», asegura que «no ha habido despidos masivos ni reducciones salariales, sino congelaciones». Para salir de esta dependencia del juego puro y duro, y sobre todo de las apuestas millonarias, aboga por «diversificar el negocio hacia el turismo familiar y de congresos». No va más para las apuestas VIP; Macao reparte de nuevo la baraja para que la banca siga ganando.
Fuente: Abc.es