Evert Montero, presidente de Fecoljuegos, explica las expectativas del sector de cara a la posible baja de la economía y a reformas del Gobierno colombiano.
El sector de los juegos de suerte y azar aportó más de $676.000 millones al sector salud en 2022 bajo la figura de derechos de explotación. De ellos, 45% corresponde a los casinos, un sector que no ha parado de crecer desde el fin de las restricciones impuestas a raíz de la pandemia. Sin embargo, ya hay preocupación en el sector por las condiciones macroeconómicas de este año. Evert Montero, presidente de Fecoljuegos, explica cómo están siendo afectados los casinos.
¿Cómo les fue el cierre de 2022?
Superamos las cifras que registrábamos antes de la pandemia, que fue especialmente dura con los casinos. En el tercer trimestre de 2022 llegamos a tener casi 97.000 máquinas, un incremento de 16% respecto al primer trimestre de 2021. El número de establecimientos también ha venido creciendo hasta llegar a los 3.200 gracias a modificaciones tributarias que hizo el Gobierno de Iván Duque justo antes de la pandemia.
Finalmente, en el trimestre de julio a septiembre de 2022, las últimas cifras disponibles, los aportes de los casinos al sector salud fueron de más de $186.000 millones. Es decir, un aumento de 8% frente al mismo mes de 2021. Con todo, los ingresos reales para los empresarios del sector aumentaron 17%.
¿Cómo les ha afectado variables como la devaluación del peso frente al dólar y la inflación?
Uno de los problemas más grandes de la industria es el precio del dólar, porque las máquinas se compran y se financian con esta moneda. La más barata cuesta alrededor de US$15.000; la más cara puede llegar a US$30.000. Para que retorne la inversión de una de ellas se necesitan tres años, si funciona bien. Para entonces ya están desactualizadas. Entonces hay empresarios que están endeudados con esos pagos.
Por otra parte, la inflación nos afecta porque cuando se resiente el poder adquisitivo lo primero que se recorta son los temas de entretenimiento como los casinos. Este es un sector muy sensible a estos cambios.
¿Esperan que la situación empeore con el clima macroeconómico adverso de 2023?
Es muy difícil sacar proyecciones porque no tenemos cifras actualizadas de Coljuegos. Sabemos que el dólar no va a bajar de $4.500 y que la caída de poder adquisitivo nos va a afectar, pero no sabemos cuánto. Es como entrar a ciegas en una montaña rusa. Los casinos no son a prueba de recesiones. Las personas se imaginan la opulencia de Las Vegas, pero en realidad 85% del sector está compuesto por pequeñas y medianas empresas, muchas familiares.
¿Ya hay señales de esa afectación?
Las proyecciones de monto de apuestas para el último trimestre de 2022 ya muestran una leve desaceleración frente a periodos anteriores. Por ejemplo, la empresa Divercol, que cuenta con tres establecimientos, reportó en diciembre una reducción de ventas de 40% en comparación con el mismo mes de 2021.
Algunos casinos ya están vendiendo sus operaciones ante la creciente deuda y la incertidumbre. Necesitamos más controles por parte de las autoridades.
¿Qué desafíos enfrentan en materia regulatoria con el nuevo Gobierno?
Otra incertidumbre es la propuesta de reforma laboral. Trabajamos con dos y tres turnos, por lo cual las modificaciones en el recargo nocturno podrían afectarnos enormemente y generar recortes. La misma presión viene con el aumento del salario mínimo. Tampoco sabemos si habrá que pagar más con la anunciada reforma de salud. Pero una amenaza más real para el sector es la ilegalidad. Hay 50.000 máquinas ilegales en el país, un tercio del total. Estas máquinas no están sujetas a impuestos por lo que pueden dar premios más generosos. Es una competencia difícil.
Fuente: larepublica.co