Una investigación de Bellingcat destapa el opaco negocio de 1xBet, una firma de apuestas ‘online’ que retransmite miles de partidos amateur en directo. Parecen competiciones oficiales, pero son clandestinas y amañadas.
n una cancha hermética y rodeada de cartones cochambrosos, sin espectadores y sin árbitros, equipos de seis jugadores se enfrentan vistiendo camisetas del “Arsenal” y el “Real Madrid”. Una única cámara, en una esquina del campo, graba el partido con una calidad más parecida a las de una webcam que a la de un evento deportivo televisado. A los 10 minutos finaliza el encuentro, los jugadores se cambian la equipación y vuelven a aparecer en la cancha pero representando a equipos distintos. Escenas como esta se repiten sin parar las 24 horas y 365 días del año. Todos esos partidos tienen una cosa en común: se retransmiten en directo desde ubicaciones secretas y a través de la web de 1xBet, una casa de apuestas con sede en Chipre y con licencia en la isla caribeña de Curazao.
Una reciente investigación de Bellingcat, un medio especializado en verificación e inteligencia de fuentes abiertas, revela cómo esta incipiente industria de apuestas se ha visto catapultada en los últimos años pese a tratarse de una plataforma prohibida en medio mundo. El medio ha logrado incluso geolocalizar algunas de estas canchas clandestinas en Rusia, Ucrania y Bielorrusia y ha descubierto que en estos torneos participan menores de hasta 14 años. No solo eso, también algo más siniestro: todo podría ser un teatro, una farsa con resultados amañados.
Aun así, sigue ofreciendo a sus usuarios la posibilidad de apostar en partidos amateur que no paran de sucederse mientras los usuarios vacían sus carteras. Uno de los formatos que más triunfa es el de futbito 3 contra 3, una variante similar al fútbol con encuentros breves de apenas 10 o 12 minutos en campos diminutos. Uno detrás de otro, sin parar. En la investigación se expone el testimonio de un joven que asegura que le pagaban en efectivo por estar entre 9 y 14 horas seguidas jugando sin descansar. Viktor Kravchenko, un bloguero de fútbol ruso, comentaba en su Instagram hace unos años que la mayoría de estos jóvenes eran menores y sugería que la mayoría de estos partidos estaban amañados.
Tras varios análisis, se ha calculado cuántos partidos se llevan a cabo en esta plataforma en un solo día y el resultado es inconcebible: 1.297. Para ponerlo en perspectiva, ni la Bundesliga, la Premier League y La Liga juntas llegan a 1.000 encuentros en toda una temporada. Si esta producción diaria fuera constante, estaríamos hablando de medio millón de partidos de fútbol al año. Pero la plataforma no se limita solo al fútbol. 1xBet retransmite una enorme cantidad de otros torneos no profesionales que abarcan deportes como baloncesto, voleibol, hockey sobre hielo, tenis y ping-pong.
Según la investigación de Bellingcat, muchos de estos eventos no se celebran en instalaciones deportivas convencionales, sino que tienen lugar en almacenes ocultos o estadios abandonados y reconvertidos. En algunos casos, alrededor de las pistas se ven cartones de pega que intentan simular que realmente hay una afición en las gradas. También vemos que se disputan partidos en “mesas de baloncesto” y “jaulas de fútbol”, donde vemos a dos tipos sentados pataleando a una pelota sin energía ni ganas. Hay cero deportividad en todo esto.
Todas esas señales de streaming son proporcionados por empresas anónimas de terceros. Una de ellas, situada en Chipre, se jacta de ofrecer 15.000 eventos amateur en vivo cada mes, atribuyendo su éxito al interés de los «adictos al juego». Otra asegura que puede transmitir desde cualquier parte del mundo, incluso desde «el patio de recreo de una escuela», y una tercera afirma que los jugadores tienen que someterse al polígrafo para demostrar que los partidos no están amañados.
Localizar estos lugares no ha sido una tarea sencilla para los investigadores, que han conseguido ubicar solo algunas de estas instalaciones clandestinas en ciudades rusas. Uno de estos puntos está situado en una escuela de fútbol infantil en Bryansk, asociada con el partido gobernante Rusia Unida y la empresa de energía sancionada Gazprom. Choca que en algunas de las fotos que aparecen en el perfil de VK de la Escuela de Fútbol Alexander Stepin, se muestran niños examinando objetos militares y posando con rifles en el mismo estadio desde el que se emiten los partidos de 1xBet. Tampoco tiene ningún tipo de sentido algunos de los gazapos en las retransmisiones, en las que de vez en cuando se cuela en escena algún niño de la escuela que se ha perdido.
1xBet no está exenta de polémicas. La empresa ha sido bloqueada en varios países, como Rusia y Reino Unido, a la par que ha enfrentado problemas legales en otros países como Marruecos, Ucrania o Países Bajos, donde su empresa matriz, 1XCorp N.V., se declaró en quiebra tras no pagar reembolsos de apuestas pendientes. En 2020, las autoridades rusas fueron más allá y emitieron órdenes de arresto internacional contra sus tres fundadores, Dmitry Kazorin, Roman Semiokhin y Sergey Karshkov, acusados de llevar a cabo actividades de juego ilegal. Un año más tarde, de la investigación policial trascendía que la empresa había generado más de 655 millones de dólares a través de apuestas.
Reconocidos clubes de fútbol de la Premier League, como Chelsea, Liverpool y Tottenham, se han tratado de desvincular de la plataforma rompiendo todos los acuerdos que tenían después de que otras investigaciones revelaran que 1xBet había permitido apuestas de peleas de gallos y promovido un casino vinculado al contenido pornográfico. Sin embargo, la plataforma sigue manteniendo relaciones con otros clubes muy importantes, siendo patrocinador del Paris Saint Germain (a pesar de no tener licencia en Francia) y del FC Barcelona, con quien ha renovado este año su contrato.
¿Qué personas están detrás de todo esto? No hay muchas pistas al respecto. Bellingcat intentó contactar a 1xBet y no solo no recibieron repuesta, sino que descubrieron que la foto de perfil de su supuesto portavoz, «Alex Sommers», era en realidad la de un periodista de CNN, sin el conocimiento de la cadena o del reportero. Todo un sinsentido.