El 30 de marzo de 2014 agentes de la Unidad de Policía Adscrita a la Junta entraban en un chalé de Simón Verde, la urbanización de Mairena del Aljarafe de acuerdo a la política de intentar acabar con las partidas millonarias clandestinas de poker.


Por fuera parecía una vivienda pero por dentro era un casino. Sobre las diez mesas de poker que encontraron en su interior había unos 16.000 euros en efectivo y fichas por valor de 3,6 millones de euros.

Eran 14 habitaciones, incluido el sótano, todas las de la casa, dedicadas al juego. Todas tenían cámaras de seguridad, había crupiers, un ambigú, vigilancia del exterior del chalé y una valla perimetral, por lo que tuvimos que asaltar la vivienda por un lateral para poder entrar», explica uno de los participantes en esa operación, la más importante de los últimos diez años en Sevilla. Un año después se desmanteló otro casino ilegal en Dos Hermanas. Sobre las mesas había 557.000 euros. En 2011 había caído otro en un polígono industrial de Los Palacios.

Una unidad especializada ha seguido a cinco grupos los últimos meses pero no siempre ha contado con la colaboración de los jueces.

Sin muchos efectivos personales y no siempre con la colaboración de los jueces, esta unidad policial persigue las partidas de poker ilegales que se celebran en distintas viviendas y oficinas de la ciudad y en las que se alcanzan a veces cifras millonarias. En cada mesa se pueden mover unos 15.000 euros y algunos agentes logran infiltrarse en ellas antes de desarrollar la operación policial. «Estuvimos dos meses siguiendo a cinco grupos, entre ellos los organizadores de partidas en un edificio de oficinas de Sevilla, pero cuando ya lo teníamos todo rematado y pedimos el permiso para entrar en el inmueble, el juez nos lo denegó. Recurrimos al TSJA y nos dio la razón, pero para entonces ya habían “volado” a otro sitio», lamenta uno de los responsables policiales.

La movilidad es una de las características de un negocio que mueve mucho dinero. «Esto es como las botellonas, cuando la policía las disuelve o impide en algún sitio, la gente se va a otra. Las partidas ilegales funcionan igual». Responsables policiales aseguran que este negocio se está incrementando ligeramente, en torno a un 1%. Para muchos «esto es una forma de vida, si no cultiva tomates se dedica a esto. Ellos saben que si vendes drogas y te cogen vas a la cárcel. Aquí no hablamos de delitos sino de infracciones y algunos ni pagan las multas porque no tienen nómina ni patrimonio a su nombre», explican.

En los casinos clandestinos no hay controles de ningún tipo y pueden apuntarse menores de edad o ludópatas .

En los casinos clandestinos no hay controles de ningún tipo y pueden apuntarse menores de edad o ludópatas que en casinos legales tendrían prohibida la entrada. No se juega todos los días, pero suelen organizar partidas los viernes y fines de semana.

El poker abierto es el que marca tendencias actualmente en el juego ilegal. ¿Por qué prefieren un casino o una partida ilegal? «Por dinero, por ludopatía o por cierta atracción por lo prohibido», explica uno de los responsables policiales. «Una partida en la que, pongamos, por caso, un jugador gane 100.000 euros, sería un 21 por ciento menos en un casino legal. Esos 21.000 euros se los queda el jugador, no Hacienda», añade

En Andalucía se retiene al jugador la imposición fiscal, aunque hay otras comunidades en que no y en ese caso es el jugador el que tiene que incluirla en su declaración, aunque el registro de ganancias lo tiene Hacienda y no hay manera de escaparse.

Los riesgos de participar en estas partidas son variados. «Hemos detectado casos en los que dos jugadores se ponen de acuerdo para desplumar a otro, el pardillo, si lo ven con mucho efectivo». Los organizadores mueven grandes cantidades de dinero y si les pillan les compensa pagar las multas, que no exceden de los 15.000 euros. Por eso la Policía tiene fichados a la mayoría de los que siguen dedicándose a este negocio.

¿Se puede trucar una máquina tragaperra?

El juego «on line» va en aumento y plantea problemas jurídicos y técnicos, explica un agente. El servidor puede estar en Madrid, en Barbados o en Gibraltar. «Ahí, como en los casinos ilegales, no se puede controlar la presencia de menores, que pueden coger el DNI del padre. Se dan muchos casos. Hay otras preguntas: ¿Quién controla el sistema electrónico y que realmente sale una carta al azar? En las tragaperras están controladas porque el dispositivo está dentro de la máquina.

Fuente:sevilla.abc.es